Estos pacientes participan en un ensayo clínico puesto en marcha de manera autónoma por el segundo hospital de la capital balear con la colaboración del Banco de Sangre de las Islas Baleares, que se ha sumado, por otro lado, a una investigación similar de ámbito estatal que aúna a 32 hospitales de todo el país, incluido el de referencia de las islas, Son Espases.
El ensayo clínico de Son Llàtzer, dirigido por la doctora María Arrizabalaga, comenzó a finales de mayo, pero la caída de pacientes por la mejora de la situación epidemiológica tras la primera ola de la pandemia hizo que las transfusiones de plasma no se iniciaran hasta julio, en el inicio de la segunda ola.
Arrizabalaga explica que, al conocer que en China se estaban haciendo ensayos con plasma con anticuerpos contra SARS-CoV-2 y con los antecedentes positivos en este tipo de tratamientos desde la gripe de 1918, su equipo ideó un ensayo clínico que espera que dé los primeros frutos a finales de octubre o en noviembre.
Antes no quiere adelantar impresiones sobre resultados, aunque confirma que ninguno de los 18 pacientes con covid transfundidos con plasma hiperinmune ha fallecido ni ha sufrido efectos secundarios.
Esta terapia -que ya se ha llevado a cabo para hacer frente a otras infecciones como el ébola, el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) y el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS)- en este caso se ha aplicado a pacientes ingresados en planta o en UCI que solo han presentado síntomas en la semana previa, puesto que de experiencias anteriores se sabe que no es efectivo en fases avanzadas de la enfermedad.
El equipo de Son Llàtzer se ha hecho cargo de la selección de los donantes, principalmente trabajadores del hospital que pasaron la enfermedad en la primera ola, y de la extracción del plasma por aféresis, técnica que permite obtener solo un ingrediente de la sangre y en mayor cantidad que en una donación multicomponente convencional.
Cada donación se remite al Banco de Sangre para que lleve a cabo la «inactivación» del plasma con una tecnología de reducción de patógenos. «Simplificando mucho, lo que hace es limpiar el plasma», explica la subdirectora del centro, Teresa Jiménez.
Hasta ahora, el Banco ha procesado para Son Llàtzer 25 donaciones de plasma de personas que superaron el coronavirus, de las que han resultado 50 unidades de 300 mililitros, pues de cada donación se obtienen dos bolsas.
Dos unidades de un mismo donante en dos días distintos constituyen la transfusión tipo por paciente del ensayo clínico que lidera Arrizabalaga, que publicará los resultados una vez tenga al menos veinte pacientes transfundidos y compare su evolución con la de un mínimo de diez enfermos de similares características que hayan recibido el mismo tratamiento a excepción del plasma.
La investigadora afirma que si fuera su equipo el que lograra unos primeros resultados concluyentes en un ensayo de este tipo «tendría mucha importancia, sobre todo si son buenos». «Si son malos, también los publicaremos», añade.
Además de «inactivar los patógenos del plasma de Son Llàtzer, el Banco de Sangre también le ha suministrado alguna unidad de su propia reserva para facilitar la compatibilidad de grupo sanguíneo, porque, en paralelo, hizo en verano un llamamiento a personas que hubieran superado la covid-19 para que donaran este «plasma hiperinmune».
Teresa Jiménez explica que no todo el plasma de curados de covid-19 sirve para estos ensayos. Hay aproximadamente un 12 % de enfermos que han pasado la enfermedad pero no tienen anticuerpos y de los que sí los conservan solo un 80 % lo hace en una cantidad suficiente para que puedan ser efectivos, lo que reduce en aproximadamente un 70 % los candidatos.
A raíz del llamamiento del Banco de Sangre a posibles donantes de este plasma hiperinmune, quienes pueden ofrecerse en el correo electrónico plasmah@fbstib.org, la entidad pública ha recogido plasma de 28 donantes por aféresis que se ha transformado en 56 unidades, a las que ha sumado otras 8 procedentes de donaciones convencionales.
Esas 64 unidades quedan en reserva «por si hace falta» tanto para el proyecto de Son Llátzer, al que se han sumado los hospitales de Manacor y Menorca, como para otras investigaciones o futuros tratamientos.
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Espero que a los donantes de plasma se les reconozca el mérito por su ayuda y entrega desinteresada en la lucha contra el covi 19.