A través de WhatsApp, Instagram o TikTok: el acoso virtual crece en la pandemia. | Fundación Mutua Madrileña

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El «ciberbullying» ha sido la forma más frecuente de acoso durante la COVID-un 24 % de los alumnos conoce a alguien que lo ha sufrido-, sobre todo a través de wasap y otros canales como Instagram, TikTok o los videojuegos, así como se han incrementado las agresiones en grupo.

Estas son algunas de las conclusiones del «II Informe de Prevención del Acoso Escolar en Centros Educativos en tiempos de pandemia 2020-2021», publicado este miércoles, que recoge la opinión de los estudiantes y destaca que el «ciberbullying» ha sido el acoso más frecuente con la covid, ya que los confinamientos y las clases virtuales han reducido las agresiones escolares.

Actualmente, solo el 15,2 % de los alumnos afirma que en su clase hay algún compañero que sufre acoso escolar, mientras que en 2019 lo pensaba el 34,1 %.

Además, un 21,8 % reconoce haber participado en un caso de acoso sin ser consciente, aunque el 96,4 % afirma que no lo haría en caso de darse cuenta.

Elaborado por las fundaciones ANAR y Mutua Madrileña, el estudio ha sido realizado con una muestra de 10.901 alumnos y 491 profesores en los talleres impartidos por las instituciones citadas en seis comunidades: Madrid, Comunidad Valenciana, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Baleares y Canarias.

Benjamín Ballesteros, director de programas de la Fundación ANAR, ha calificado de buena noticia que «solo el 15,2 % de los alumnos piense que en su clase hay alguien que sufre acoso» y dice que este descenso de las agresiones se debe al «confinamiento en casa, los grupos burbuja, el descenso de la ratio profesor/alumno y otras restricciones causadas por la covid, además de las medidas de concienciación».

Según el estudio, entre los casos de acoso escolar detectados, el más frecuente es el que afecta una sola persona del aula (49,9 %), aunque ha habido un notable incremento de las agresiones en grupo, que suponen el 72,4 % de los casos detectados en 2020 y 2021, frente al 43,7 % en 2018 y 2019.

Además, los estudiantes han identificado mejor las formas de agresión que sufren sus compañeros y eso explica que la mayoría haya aumentado, creciendo especialmente la difusión de rumores, las amenazas y el aislamiento.

El aspecto físico (en un 52,5 % de los casos) es el motivo más común de las agresiones, seguido de ser diferente (46,4 %). «Las cosas que hace o dice» están detrás del 39,1 % de los casos de acoso; los gustos, en un 30,4 %; ser de otro país, cultura, raza o religión, en el 26,2 %; ser nuevo, en el 20,1 %; la orientación sexual, en el 15,2 %; y tener mucho o poco dinero, en un 14,2 %.

Los alumnos son más conscientes del daño que genera el acoso escolar, tanto a las víctimas como a sus familias, a los observadores, a los profesores, a toda la clase, e incluso al propio agresor.

Ciberbullying

Es la forma de acoso más presente en la pandemia y no solo se ha producido por wasap (53,9 % de los casos), sino a través de Instagram (44,4 %), TikTok (38,5 %) o los videojuegos (37,7 %).

Por ello, un 52,4 % de niños y adolescentes entrevistados consideran positiva la prohibición del teléfono móvil en los centros escolares, ya que esto impediría el acoso en redes a través de burlas o difusión de imágenes en las aulas.

Por contra, el 23 % de los alumnos no apoya esta medida porque creen necesario el teléfono para llamadas de urgencia o como una herramienta escolar.

Una opinión que no comparten los profesores, ya que para 8 de cada 10 consultados el móvil no es necesario para el aprendizaje y su prohibición en los centros evita la desconcentración del alumnado.

Casos sin resolver

Un 52,2 % de los casos de acosos detectados fueron resueltos, y en un 31,5 % de ellos se consiguió después de avisar a los profesores, en un 10,9 % advirtiendo a la familia y en el 10 % defendiendo a la víctima.

Además, en un 2,2 % se logró con charlas educativas y en el 0,5 % ignorando al agresor.
Los alumnos consideran que el centro escolar no hizo nada en el 17 % de los casos resueltos, mientras que en un 10,5 % expulsó al agresor y en el mismo porcentaje ayudó a la víctima.

Respecto a la acción de los compañeros para resolver el acoso escolar, un 41,1 % la ayudaron o defendieron, pero el 22,4 % «no hizo nada».

En el caso de ser conscientes de que alguien está sufriendo, el 96,4 % de los estudiantes encuestados asegura que no seguiría dañando a su compañero, y el 88,1 % es consciente de que cuando se unieron para denunciar esta situación, el acosado se sintió mejor.

Por ello, un 42,7 % apuesta por ayudar o defender a la víctima para acabar con el acoso, así como un 53,7 % cree que es muy beneficioso contar con la ayuda de adultos para resolverlo.

¿Qué piensan los docentes?

Según la percepción de los profesores, la presión del grupo de amigos es, en un 74,4 % de los casos, el aspecto decisivo por el que se produce acoso escolar, seguido de la falta de respeto a las diferencias (65,1 %) y la normalización de la violencia (60,8 %).

Para la mayoría de los docentes, las principales características que definen a los agresores son los problemas familiares (75,9 %), la agresividad, falta de control o impulsividad (75,3 %) y el sentimiento de superioridad (72,1 %).

El informe revela que, para prevenir el acoso escolar, los profesores prefieren favorecer la escucha, el diálogo y la comunicación en la resolución de conflictos (63,8 %), así como también trabajar la cohesión de grupo (56,8) y enseñar a los alumnos la riqueza del respecto a las diferencias (54,9 %).