Unas 40 personas se han congregado en la Plaça de Cort. | Pere Bota

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Unas 40 personas se citaron este sábado por la tarde en la Plaça de Cort para manifestarse contra la «degradación» del barrio palmesano de Pere Garau. Con carteles como ‘Pere Garau = Fuerza' o ‘Por un barrio multicultural tranquilo y seguro', los vecinos de la barriada reclamaron soluciones a los delitos y actos vandálicos que se suceden, y que el caso de la ‘casa de los horrores' ha colocado más aún en la esfera mediática.

El activista Toni Estela, promotor de la manifestación, se dirigió con un megáfono a los asistentes y acusó a los políticos de «permitir la delincuencia y la suciedad». Además, pidió un minuto de silencio. Este acto simbólico tenía como objeto reconocer la labor de los agentes de la Policía Nacional en la gestión de los conflictos en la zona. El minuto concluyó con aplausos.

Algunos de los vecinos, como Nofre Caldés, narraron sus experiencias: «Soy un perjudicado directo de la llamada ‘casa del horror'. La gente que residía allí vive de los robos. Supongo que no tienen medios para subsistir. A mí me robaron y rompieron la scooter. Si los cogen en un delito se declararan insolventes. En mi caso, al final he tenido que pagar yo».

Otra vecina indignada con la situación que se vive en Pere Garau es la comercial Isabel Seguí. «Hace tiempo que nuestro barrio está abandonado. Es sucio, cada vez hay más delincuencia. No podemos salir por la noche. Pido que los políticos se involucren más. Nos sentimos abandonados. Pedimos que haya un policía de barrio que vigile el barrio», reclama Seguí.

«No podemos ir a los parques porque están llenos de suciedad, droga... ¿Por qué tengo que vivir esto? Invito a cualquier político responsable a mi casa durante un mes para que vea lo que hay. Simplemente, pido que Pere Garau sea un barrio normal y corriente», denuncia Isabel Seguí. Preguntada por si ha vivido malas experiencias, la manifestante explicó que «no he tenido experiencias desagradables ya que llego a las siete de la tarde de trabajar y no salgo hasta el día siguiente, pero conozco gente que sí, como él (mientras señala a su acompañante). El otro día le robaron el móvil».