Mareme se derrumba durante la entrevista concedida a Ultima Hora. | Jaume Morey

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«No me quieren alquilar un piso en Palma porque soy africana». Así de contundentes son las desgarradoras palabras de Mareme Ndir, que pese a llevar 20 años viviendo en la Isla y poder aportar dos contratos laborales no encuentra un piso de alquiler en la capital balear.

Su situación es dramática porque el próximo 17 de noviembre tiene fijada una orden de desahucio del piso en el que lleva cuatro años viviendo en la zona de Manuel Azaña. «El dueño se lo quiere alquilar a otra persona», lamenta.

La portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, Ángela Pons, añade que el contrato aún tiene un año de vigencia y se ha comprometido a hacer todo lo posible para evitar el desahucio. Además, acusa al propietario de «ser el responsable por no haberle dado una alternativa de pago a través del alquiler del IBAVI o de la moratoria del alquiler. Es muy injusto».

Desde hace dos años tanto ella como sus tres hijos (15, 17 y 18 años) están buscando de forma activa un nuevo hogar. Sin embargo, la respuesta siempre es la misma. «Para usted no tenemos nada». Mareme no lo entiende ya que puede permitirse pagar hasta 700 euros de alquiler al mes; su tío y ella trabajan y puede aportar estos dos contratos laborales.

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El problema no es tanto el dinero como el «racismo». Así de claro lo define Pons, que destaca que muchas otras personas de origen africano están padeciendo esta misma problemática. Mareme lo corrobora y asegura que desde hace cuatro años está sintiendo mucho más rechazo por el hecho de ser inmigrante.

Mareme explica a Ultima Hora los problemas que tiene para alquilar una vivienda por el racismo

Esta mujer de origen senegalés saca su DNI y demuestra que tiene la nacionalidad española, al igual que sus hijos, que estudian en Palma. Su situación es tan crítica que incluso se ha llegado a plantear la posibilidad de regresar a su país. Sin embargo, argumenta que allí ya no será bien recibida y recuerda que su nacionalidad es española. «Estoy fatal, muy cansada. No me queda más remedio que irme a África. Mis hijos no quieren porque han nacido aquí y estudian aquí. Además, allí me dirán que yo soy española». La otra opción que se plantea es vivir en la calle.

Mareme también se ha puesto en contacto con la Oficina Antidesahucios del Ajuntament de Palma y le han ofrecido una casa de acogida si finalmente tiene que abandonar su piso de alquiler. Además de ella con sus tres hijos, también viven en la casa su tío y su hermana con una niña de dos años.

La PAH la está ayudando a encontrar un hogar, pero se encuentra con la limitación de que este tiene que estar en Palma porque ella trabaja aquí, sus hijos también estudian en la capital balear y no tienen coche. «Le hemos encontrado una planta baja en Lloseta pero no es viable por el problema del transporte», sostiene Pons.