En estos tiempos, la (buena) artesanía debería estar más presente en nuestras vidas y así valorar el trabajo que realizan unos pocos cientos de personas en Mallorca. Cuando el mundo va hacia lo efímero, industrial y en cierta medida impersonal, unos valientes se dedican a seguir trabajando a la antigua usanza. Los artesanos de los artículos más destacados de este año serán premiados el próximo 12 de diciembre en el Teatro de Bunyola en la gala de los VIII Premis d'Artesania, donde también se entregarán las cartas a los nuevos artesanos.
Diego Piñeiro Guillén se ha llevado el ‘gordo' como ganador del Premio al Producto Artesano y Diseño de Mallorca 2021 por la construcción de una trompeta. Nacido en Santiago de Compostela en 1978, llegó a Mallorca hace unos 20 años. En Galicia era maestro de música de Primaria, pero no le gustaba. Vino a la Isla y comenzó a trabajar en carpintería, luego en reparación de gaitas gallegas y xeremies.
«Después comencé construyendo partes de clarinete pero me faltaba formación y me fui tres años a Alemania, el único lugar de Europa donde puedes aprender. No tenía intención de volver a Mallorca, pero me insistieron y me dijeron que aquí iba a tener mucho trabajo, y como la Isla me gusta mucho, regresé», explica. Hace siete años abrió Instruvents. «Tengo muchísimo trabajo de reparación de instrumentos y me gustaría tener más gente que supiera este oficio y así poder dedicarme más a la construcción artesanal de trompetas. Tengo cola tanto para reparar como para construir».
Joan Sunyer (Santanyí, 1962) viene de una familia de artesanos. «Mi abuelo era mecánico de coches, pero en esa época era todo artesanal y luego junto a mi padre y hermano tuvimos un negocio de reparación de barcos hasta que me pasé a la soldadura». Hace 20 años comenzó a interesarse por el vidrio. «Esto es como una droga, engancha. Es un material con unas posibilidades infinitas». Joan ha sido reconocido en la categoría de Artesanía Sostenible por una lámpara realizada a partir de una botella de cristal de Vichy Catalán. «Bueno, en realidad son dos botellas y media, incluido el arco de la pantalla, que también es del vidrio del envase».
Joan se considera un revolucionario. «Es que ser artesano en este tiempo es el acto más revolucionario que puedes hacer porque es ir contra el sistema consumista». Sunyer también quiere agradecer el apoyo que reciben desde la Direcció General d'Artesania del Consell de Mallorca. «No lo digo solo por los políticos, sino sobre todo por los funcionarios, que demuestran tener mucha sensibilidad por nuestra labor».
María Eugenia Marcote es una argentina nacida en 1977 que estudió la carrera de Administración pero que se ha convertido en una artesana autodidacta, y ha sido premiada como Mujer Artesana de Mallorca. «Desde 2013 estoy trabajando con lana de ovejas de Mallorca. Realizo el proceso completo, desde la recogida de la lana en las fincas hasta el producto final. En 2020, en pleno confinamiento, comencé a desarrollar con Gemma Salvador la idea de Llanatura. Este proyecto pretende transformar un residuo en un recurso.
«En febrero de 2021, concretamos un acuerdo de colaboración para llevar adelante una prueba piloto con una fundación que trabaja para la integración de las personas con trastorno de salud mental. Juntas hemos creado un espacio en el que hacemos frente a la problemática de la lana que existe en Mallorca. Con Llanatura estamos abordando de forma pro activa la crisis ecológica, cultural y económica, ofreciendo alternativas y productos relacionados con la lana de ovejas de Mallorca».
El trabajo premiado ha sido un cárdigan tejido en una sola pieza, sin costuras, hecho con lana de oveja roja mallorquina. «Realicé todo el proceso: selección del vellón a pie de esquila, el lavado de las fibras, el cardado, el hilado con rueca y el tejido. Es una pieza muy rústica, km 0, con una gama de tonos variada que representa la diversidad dentro de una misma raza de ovejas». Cada premiado recibirá un premio de 4.000 euros. La mayoría lo invertirá en material para su oficio, que la artesanía no es barata.
Emilio Navarro (Artà, 1995) ha sido distinguido con el Premio de Alimentació Artesana por su gató d’ametlla. «Lo elaboramos tal y como se hace en una casa mallorquina: exclusivamente con almendras mallorquinas, sin conservantes ni colorantes y sin harina (no tiene gluten), con huevos frescos, azúcar y canela. Es un regalito perfecto para celebrar la llegada de la Navidad», explica Navarro, que forma parte del negocio familiar Forn de sa Plaça, en Artà.
«Trabajar con mi padre, madre y hermanas es todo ventajas. Cada uno de nosotros tiene unas capacidades y habilidades que suman. Y todos tenemos el mismo objetivo», afirma convencido. La supervivencia de la empresa peligró por la crisis de 2008 pero, al poco de entrar en la empresa, a Emilio se le ocurrió crear las galletas d’oli ‘Artàsanas’, que se han convertido en un éxito de ventas en toda la Isla.
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