Vista general de uno de los nuevos paritorios. | miquel a. canellas

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Desde hace unas semanas dar a luz en la Clínica Rotger –la clínica privada que más partos atiende en Balears– es una experiencia más acogedora a la vez que con plenas garantías de seguridad sanitaria. El cambio responde a la completa renovación de la Unidad de Obstetricia del centro, que busca recrear el ambiente cálido propio del hogar. «La madre entra directamente en esta sala cuando llega al hospital, donde se desarrolla todo el parto», explica el director médico del centro, Federico Sbert, quien añade que puede entrar junto a un acompañante. La nueva unidad está dotada de cinco paritorios, un quirófano y dos salas de reanimación. Una de ellas está pensada solo para el recién nacido; y la otra para que la madre y su acompañante, en caso de cesárea, puedan estar junto al bebé tras la intervención quirúrgica. «Todo está concebido para que la madre no se separe, o lo haga lo menos posible, del bebé tras dar a luz», asegura la coordinadora de maternidad, María Antonia Ramón.

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Federico Sbert y María Antonia Ramón, en la entrada de la unidad.

Prestaciones

Cada uno de los cinco partitorios cuenta con idénticas prestaciones, entre las que figuran una amplia variedad de elementos para suavizar las molestias durante la dilatación el parto –como pelotas de Pilates y lianas–, además de baño individual con ducha. Otra de las características de estas novedosas salas, que son muy espaciosas, es la cama multiposición para la madre. Así, todo el proceso se lleva a cabo en la misma habitación, a no ser que haya que practicar una cesárea. Una de las salas cuenta con una bañera, que según Ramón no todas las embarazadas son candidatas a usarlas. Añade que el objetivo es utilizarla para la dilatación y no para el momento de dar a luz.

Estas habitaciones también cuentan con todo lo necesario para el recién nacido. Disponen de cunas térmicas para la primera revisión del neonato, así como de cunas de colecho para los primeros instantes de unión entre madre e hijo tras el alumbramiento. «De esta forma, impulsamos fomentar el vínculo entre ambos, al igual que la lactancia materna, por la que las madres apuestan de cada vez más», reconoce Ramon. Para ello, detalla que «las primeras horas después del parto son muy importantes para un buen inicio de la lactancia materna y lo mejor es que no se separen». Por este motivo, se han instalado las cunas de colecho en los paritorios, que eliminan cualquier barrera entre madre y recién nacido. Tras el nacimiento, lo habitual es permanecer una hora juntos en el partitorio antes de subir a planta.

Otra característica de los nuevos paritorios que contribuye a dar calidez al espacio es que disponen de aromaterapia y cromoterapia. Esto es, la madre puede configurar el color de la luz ambiente de la habitación, así como elegir el aroma que desprende entre lavanda, incienso y naranjo. Además, cuenta con la tecnología necesaria para poder escuchar la música propia desde el teléfono móvil. Una muestra más de que todo está pensado hasta el último detalle es la decoración. Cada paritorio cuenta con un cuadro de José María Sicilia, Premio Nacional de Artes Plásticas de España. Son diferentes, pero todos evocan las curvas de una embarazada.

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«Ahora, las mujeres piensan más en cómo quieren el parto», reconoce Sbert, quien, sin embargo, deja claro que cualquier elección de la madre siempre está avalada por los profesionales sanitarios. En este sentido, destaca que la Unidad de Obstetricia cuenta con un ginecólogo y un neonatólogo de guardia las 24 horas, además de los profesionales del equipo de partos. Una matrona y una técnica acompañan a la madre todo el tiempo. Generar el mejor recuerdo posible del parto es uno de las finalidades de la clínica y de los profesionales. Las primeras experiencias han sido positivas. «Salen muy contentas, les gusta mucho», asegura Ramón.