Biel Moragues, ante la sede de la patronal de taxistas autónomos.    | M. À. Cañellas

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Biel Moragues, presidente de la Asociación de Autónomos del Taxi de Mallorca, avisa de que su sector está con el agua al cuello. De momento no se plantean dejar de prestar servicio como los pescadores, pero si la Administración no palía mediante rebajas fiscales los sobrecostes por el encarecimiento del combustible, las movilizaciones pueden estar a la vuelta de la esquina.

¿Recuerda algún momento tan complicado para trabajar?
— Es complicado porque venimos enlazando con dos años de pandemia. Con el confinamiento fue el sumun porque estábamos obligados a prestar servicio y salir a la calle aunque la gente estuviera en    casa. Fue caótico pero el combustible estaba 50 céntimos más barato.

¿Qué soluciones reivindican?
— Todas pasan por reducir el impuesto sobre los hidrocarburos o    el IVA, y así evitar un aumento de costes que repercutirá sobre el ciudadano. Está bien que los gobernantes le digan a la gente que sea responsable y racionalice el consumo, pero ellos también deben serlo: si están recaudando más por el aumento de precios que reduzcan impuestos y se conformen con ingresar lo mismo que ingresaban, si no esto será una espiral viciosa que acabará con el encarecimiento de todo, también de los productos de primera necesidad.

¿Son los taxistas el subsector del transporte más damnificado?
— El transporte de mercancías y el de pasajeros en vehículos grandes, camiones y autocares están peor porque sus vehículos consumen el doble, aunque es verdad que la facturación es muy diferente. También es cierto que los camiones pueden ir vacíos a por su carga, pero lo que no hacen es dar vueltas de vacío como un taxi buscando un cliente.

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¿Van a cambiar los hábitos del taxista para minimizar los gastos?
— Lo de dar vueltas buscando clientes encarece muchísimo. Un taxi tiene 13 céntimos por kilómetro de coste solo de combustible. Si yo voy cargado solo la mitad de kilómetros tengo que repercutir sobre el cliente 26 céntimos solo por el combustible. La tarifa diurna que tenemos hace de Palma la capital de provincia más barata con diferencia, pero estamos teniendo los costes más altos por el coste de la insularidad y el combustible está diez céntimos más caro que en la Península. Hoy por hoy eso es inasumible. Por otro lado, hay compañeros que ya ponen 15 o 20 euros de gasolina porque no pueden asumir el coste de llenar el depósito cada tres días.

¿También van a desechar trayectos poco económicos?
— Los taxistas prefieren ir al aeropuerto, donde están parados esperando, o a playa de Palma, donde trabajan con tarifas un poco más rentables. Dar vueltas buscando clientes ya es inasumible pero es que además Palma no está preparada porque no tiene paradas suficientes para toda la flota. Aquí estamos acostumbrados a que los taxistas den vueltas y eso ha sido siempre un sobrecoste en comparación con la Península, donde funcionan con paradas. Ahora se hace del todo inasumible ir de vacío a zonas de extrarradio como Son Roca o Son Cladera sin saber si se recogerán pasajeros, es inviable.

¿Habrá otra subida de tarifas?
— La que se hizo ya está contrarrestada y en septiembre tendríamos que volver a plantear otra subida. Y a pesar de que la primera fue de tres años –porque reflejamos costes de 2019, 2020 y 2021– esta será más grande porque el encarecimiento está siendo descomunal.

¿Habrá movilizaciones?
— A nivel estatal se ha pedido una reunión urgente con el Gobierno para encontrar solución. Damos aire a los políticos para que puedan reaccionar pero si no lo hacen vamos a tener que hacer algo porque es insostenible. Aquí gastamos casi dos euros por kilómetro con 93 euros de ganancia por kilómetro en tarifa diurna: no hay ninguna capital de provincia con este precio, solo en Canarias donde es más barato el combustible.