Jhardi, este jueves a su llegada a la Audiencia de Palma. | Alejandro Sepúlveda

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La exconcejal de Función Pública del Ajuntament de Palma Aurora Jhardi se defiende de una acusación de prevaricación por la que la Fiscalía le reclama diez años de inhabilitación. En la vista celebrada en la mañana de este jueves en la Audiencia defiende la decisión de prohibir los tiqueteros en Platja de Palma por los «reiterados incumplimientos» que se habían producido. La acusación pública y la particular, que ejerce el Grupo Cursach, sostienen que ese decreto se hizo sólo para perjudicar al empresario apenas tres semanas después de su detención e ingreso en prisión preventiva.

Jhardi respondió a la fiscal que se tomó la decisión en el mes de marzo de 2017 dentro de la preparación de la temporada turística tras comprobar la existencia de más de un centenar de multas a los tiqueteros de Cursach. «Teníamos razones de oportunidad y legalidad para revocar esas licencias», señaló.

La principal prueba en contra de Jhardi es un correo electrónico en el que ordena la retirada de la licencia a dos funcionarios y lo justifica en «motivos obvios» que, según sostiene tenían que ver con conversaciones previas en torno a los incumplimientos de la normativa. «El caso Cursach duró mucho tiempo y no era el único que había abierto. Nosotros tirábamos de calendario y es el que marcaba las actuaciones que había que hacer. No se pueden dictar resoluciones a golpe de presión y nunca se produjo esa presión». También defendió que los funcionarios encargados de garantizar que se ejecutaba su indicación conforme a la legalidad no plantearon ninguna pega y que firmó la resolución tras ser elaborada y firmada por éstos. «El cargo político da la instrucción y se tramita en el departamento, no me corresponde hacer el razonamiento jurídico», señaló.

Sonia Cursach, representante de la empresa, declaró que, tras perder la licencia sectorial, comenzaron a pedir las licencias para los tiqueteros para cada bar, pero que no se les contestaba: «Hacíamos publicidad a la espera de respuesta y se nos ponían multas. Estábamos en desventaja respecto a los demás bares», señaló.