Sin embargo no es fácil. Se calcula que más del 30 % de la población balear sufre algún tipo de alergia, aunque las más habituales sean alimentarias o a los ácaros. «Las características de Mallorca que combina el polen de primavera con el ciprés en febrero y marzo o los ácaros en invierno hace que tengamos patología para todo el año. Sólo los meses de veranos son más tranquilos», asegura el doctor Oehling. Por este motivo, «las listas de espera siguen estando altas y las agendas están repletas», añade. Y es que Balears es una de las comunidades con menos especialistas por población donde, además, sólo hay un único alergólogo en la sanidad pública, un problema reiteradamente denunciado por la sociedad científica.
La previsión de la SEAIC a principios de año, según el clima, era que la primavera sería suave para los alérgicos al polen en casi todo el país. Sin embargo «la previsión se hace pero la realidad es diferente», advierte el experto. Puesto que el tiempo al final ha sido más lluvioso y frío de lo esperado, y el cambio de temperatura ha sido abrupto. En la actualidad, además, queda por ver cómo afectará a la población alérgica la retirada generalizada de la mascarilla. De momento, «en los contagios de polen no veo grandes diferencias con respecto a otras primaveras, pero estamos en los inicios y mayo es el mes más complicado», advierte. Entre los pólenes que presentan una mayor incidencia en Mallorca está la parietaria o mollera roquera, que se trata de una planta que crece en muros y paredes. También afecta el olivo que florece de abril a junio;el ciprés, que por su gran presencia tiene una incidencia significativa; y las gramíneas en plena floración, que también tienen una alta afectación.
Las claves
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Una ducha y el cambio de ropa
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Ventanas cerradas y purificadores
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Consultar el tiempo antes de salir
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