Currículums. Una de las principales preocupaciones de los docentes de cara al próximo curso es la implantación de los nuevos currículums de la LOMLOE. Para Cosme Orell, se ha hecho con demasiada precipitación y la Conselleria d’Educació no ha sido nada cómplice en este aspecto. | M. À. Cañellas -

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Cosme Orell (ses Salimes, 1962) es el presidente de la Junta de Personal Docent no Universitari de Mallorca. El cargo equivale a representar a todo el sindicalismo docente en la Isla, del que indudablemente ha sido un referente en las últimas décadas, en su caso en las filas del STEI. Orell, que se jubilará a finales de este año, analiza en esta entrevista el inicio del próximo curso escolar y las reivindicaciones pendientes del colectivo docente.

¿Cómo se presenta el próximo curso?
— Viene marcado por las concentraciones que los sindicatos organizamos hace unos meses. La implantación de los nuevos currículums de la LOMLOE lo condiciona todo. Se ha hecho con demasiada precipitación y, en general, los docentes no tienen la formación necesaria, no ha llegado a todos. La Conselleria d’Educació debería haber mostrado un poco más de complicidad con nosotros y decirle al Gobierno que una cuestión tan importante y de tanto alcance como los nuevos currículums no podía aplicarse de esta manera.

   ¿Es una complicación más?
Efectivamente. Se añade a la burocracia en los centros, que no se ha reducido, sino todo lo contrario. Y esta burocracia no es sólo por imposición de Madrid, sino también del Govern. Los docentes siempre tiramos del carro, como se vio durante la pandemia, a base de echarle horas. Inspecció Educativa dice que con la implantación de los currículums no ejercerá una función fiscalizadora, sino de acompañamiento. Es de esperar que sea así.

Hay muchas cuestiones problemáticas o conflictivas: ratios, 2-3 años, infraestructuras...
— Sí. Hay cuestiones del acuerdo marco de 2015 que aún no se han cumplido, al menos al 100 %. Tampoco se han cumplido las 18 horas lectivas en Secundaria ni la reducción del horario para los docentes mayores de 55 años. Las ratios previstas para Primaria siguen sin concretarse. De hecho, no se ha avanzado nada en este sentido.

¿Infraestructuras? Siempre hay problemas con las adjudicaciones, los solares, las obras, los ayuntamientos...
— En mejoras sí se ha avanzado, pero en construcción de centros sólo se ha llegado al 25 % de lo previsto por el Pla d’Infraestructures Educatives, cuando éste finaliza el año que viene.

¿Todo se reduce a un problema de financiación?
— Pues, en buena parte, es así. Balears destina a la educación el 3,2 % de su PIB. La media estatal supera el 4 % y España está a la cola de la UE en este aspecto. La nueva Llei d’Educació obliga a un 5 % del PIB en 2030. Esa fecha está muy lejos. No podemos esperar tanto tiempo.

Hemos hablado de reivindicaciones de centros y pedagógicas, pero ¿qué se puede decir de las estrictamente sociolaborales?
— Para empezar, seguimos con los mismos criterios de cuota, es decir, la decisión sobre cuántos docentes son necesarios en cada centro. Para los docentes existe un Decret de Fons Social. No se ha tocado desde 2002. La Conselleria dijo en 2015 que se iba a revisar. No se ha hecho. José Ramón Bauzá eliminó las licencias de estudios, es decir, las autorizaciones para ampliar formación. No se han recuperado. El conseller, Martí March, anunció en noviembre de 2018 que se negociaría la mejora del acuerdo marco de 2015. No se ha hecho nada. Es verdad que apareció la pandemia, pero la Conselleria ha tenido tiempo para hacer una ley educativa e implantar los nuevos currículums, entre otras cosas, pero no lo ha tenido para mejorar el acuerdo marco.

Encaramos un año electoral. ¿Cómo va a reaccionar el colectivo docente?
— A todos los sindicatos nos llega el desencanto del colectivo, sobre todo tras dos años de pandemia en el que los docentes se han visto inmersos en un maremágnum de protocolos, algunos de ellos realmente complicados, del que han salido agotados. El estornudo de un alumno hacía saltar todas las alarmas. Cuando todo parecía normalizarse, llega la implantación de los nuevos currículums. Como he apuntado antes, vamos hacia el extremo de dedicar más tiempo a la burocracia que a la docencia. Hay docentes que no tienen tiempo para formarse o preparar clases porque deben dedicarse a hacer informes. ¿Solución? Trabajar fuera del horario laboral.

El reconocimiento social a los docentes no acaba de llegar.
— No, su labor no está valorada socialmente. Lo fácil es recurrir al tópico de que tienen muchas vacaciones y cosas así que no son ciertas en absoluto. Siempre se pone el ejemplo de Finlandia como modelo. Pues bien, coincide con el enorme prestigio social que tienen allí los docentes. Será por algo. El Gobierno español habló en su día de tomar medidas de conciliación laboral y familiar que no se han llevado a cabo. En realidad, la escuela es la única que garantiza esa conciliación a las familias y allí siempre están los docentes.