Mercado municipal de Sóller. | I. CABRER

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Las familias de Baleares acabarán el año por los efectos de la inflación teniendo que destinar 80 de cada 100 euros que ingresan a afrontar los gastos de vivienda y suministros al tiempo que renuncian a otros gastos como comedores escolares o tratamientos médicos que no están cubiertos por el sistema público. Lo ha explicado este jueves en Palma el técnico de la Fundación Foessa Thomas Ubrich, que ha presentado a trabajadores de Cáritas de Mallorca las principales conclusiones del Informe Foessa de Cáritas española 'El coste de la vida y estrategias familiares para abordarlo'.

En declaraciones a los medios, Ubrich ha explicado que a día de hoy un tercio de las familias está «desbordada» en lo que se refiere a su capacidad para llevar a una vida digna. Aunque, ha matizado, el informe no cuenta con datos autonómicos y que la situación de Baleares sería algo más favorable. En todo caso, el técnico ha advertido que para las familias afrontar los gastos de vivienda --alquiler o hipoteca-- y los suministros se está convirtiendo en un «pozo fin fondo» al que tienen que dedicar la mayoría de sus ingresos. De este modo, ha señalado, se están dejando de atender otras necesidades como el comedor escolar o tratamientos médicos como los dentales o los oftalmológicos que no están cubiertos o solo lo están parcialmente por el Sistema Nacional de Salud.

Además, también están reduciendo de forma «drástica» los gastos en alimentación. Ubrich ha hecho un especial llamamiento a atender a las familias con niños y ha señalado, en referencia a la urgencia habitacional, que las actuales cifras de vivienda pública con «raquíticas e insuficientes» para atender las necesidades de la población. El técnico de Foessa ha reclamado medidas «urgentes» para paliar los efectos inmediatos pero también la implantación de medidas de prevención en materia de salud y educación.