La imagen llamativa de una lancha varada en la terraza particular de un tercer piso, en la calle Fontanilles de Es Castell, desapareció este martes después de haberse hecho viral y difundida en medios de comunicación nacionales durante los tres últimos días. El Ayuntamiento notificó al mediodía a su propietario que debía retirar la embarcación de la vivienda en un plazo de 24 horas, y este cumplió la orden apenas unas horas más tarde, de nuevo con una grúa de gran tamaño, aunque por la mañana ya había asegurado a ese diario que la iba a sacar de allí a la vista del revuelo que se había ocasionado.
Un informe «contundente» del arquitecto municipal, informó la alcaldesa, Joana Escandell, motivó la decisión de los técnicos de Urbanismo para que la barca fuera desalojada de su ubicación. Una embarcación en una vivienda a 10 metros de altura que descansa sobre un remolque puede fallar, explica la primera edil, y el inmueble carece de uso de almacenaje para una barca. Añade que la terraza se halla orientada al norte por lo que hay peligro de que el viento la desplace hacia la barandilla metálica que es inferior a la altura de la barca. La posible lluvia puede aumentar su peso de 400 kilos, remolque incluido. Por tanto, estiman que supone «un peligro» para la vía pública y la seguridad estructural del edificio.
«Nos sorprende que el titular no pidiera permiso, porque se le habría denegado», explica la alcaldesa, quien desconoce si la orden irá acompañada de sanción.
«No me gusta ser el foco de atención de nada y por eso la voy a sacar de ahí por voluntad propia», explicaba por la mañana a este diario el dueño de la barca antes de conocer la decisión del Consistorio que abre un antecedente para otras embarcaciones del municipio.
«Ninguna legislación lo prohíbe»
Comodidad para hacerle reparaciones y ahorro fueron las razones que llevaron al titular de esta lancha, modelo Rio Goal, a subirla a su terraza de 47 metros cuadrados a mediados de enero. «Me informé, vi que ninguna legislación lo prohibe y que el peso era prácticamente diez veces inferior al que puede soportar la terraza, según la legislación».
Es difícil encontrar un garaje que permita depositar una lancha. Su coste puede superar los 70 euros mensuales, y la alternativa de tenerla en una parcela en el campo alejada de su vista no le convencía, relata el propietario. «No sabía donde ponerla y esta era la mejor solución que además no molesta a nadie, ni tampoco es la primera vez que se hace», afirma, incrédulo por los comentarios que ha tenido que leer.
La lancha y su remolque pesan 400 kilos y ocupan una superficie de algo más de 12 metros cuadrados, por lo que cada metro apenas soporta un peso de 32 kilos, «cuando una terraza puede aguantar 300 por metro cuadrado, la lógica es aplastante». Añade que cualquier barbacoa que se sube pesa mucho más que su lancha, e incluso algunas jardineras, «por eso no existe ningún problema; mucha gente las tiene en su terraza en planta baja, pues esto es lo mismo pero en un tercer piso».
Admite, sin embargo, que «no es algo común pero yo quería tener mi barca en mi terraza como la tiene el de una planta inferior, y aprovechar para hacerle reparaciones en invierno». Vista desde la propia vivienda, efectivamente, la lancha queda unos dos metros alejada de la barandilla. Llama la atención, sí, «pero ni está prohibido ni el peso excede del que pueda aguantar».
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