Los jóvenes de la Fundación, sin usar una canasta en condiciones para sus actividades especiales en el patio del Colegio Camilo José Cela. | P. Pellicer

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Lo que debería ser un patio preparado para realizar actividades deportivas para los niños, no lo es. El Colegio Camilo José Cela, en Palma, lleva un año a la espera de que, o bien el Ajuntament de Palma, o bien el Institut Municipal de l'Esport (IME) arreglen una de las dos canastas de las que disponen para los niños escolarizados y para los 15 jóvenes con diversidad funcional intelectual de la Fundación Mallorca Integra, entidad que utiliza esta espacio.

Los niños y niñas juegan a baloncesto durante la semana, pero ahora esta actividad deportiva se ve reducida ante la falta de una canasta, que se estropeó en mayo de 2021 y hasta la fecha «ni el Ajuntament ni el IME nos ha respondido, se tiran la pelota entre ellos», critica la presidenta de la Fundación, Aurora Sampol. Esta entidad cuenta con una quincena de niños que utilizan el deporte como herramienta de inclusión.

Un año a la espera de una canasta

El colegio les cede el patio los martes y miércoles desde hace cinco años, por las tardes, no solo para jugar a básquet, sino para hacer otro tipo de actividades especiales. «La dirección del centro realizó la petición hace ya tiempo, pero no nos hacen caso, aunque no dejaremos de insistir», apunta Sampol. Primero se pusieron en contacto con la Conselleria d'Educació, y un técnico les informó de que el mantenimiento de las canastas era responsabilidad del Ajuntament de Palma, a través del IME.

Así, el centro educativo lleva tiempo esperando a una petición. Lo que necesitan es el tablero de la canasta con el aro. «Hasta ahora, hemos hecho todo lo que podemos, pero nuestros jóvenes están limitados sin canasta durante una hora y media de actividad».

Donaciones

La Fundación Mallorca Integra y el colegio han recibido hasta dos donaciones de canastas pero sin éxito: «Las tablas y aros que recibimos no se ajustaban al soporte, no cumplían las medidas. Esto es un tema de las instituciones, que conocen bien qué tipo de canasta se necesita», responde Aurora
Sampol, quien espera que este problema se solucione pronto.