Imagen de esta vivienda, que antes era una panadería. | JOSE HEVIA BLACH

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A nadie le sorprende ya pasear por la calle y toparse con tiendas con cortinas, persianas entreabiertas, timbres y hasta buzones. Ya no son comercios al uso, han pasado a tener una segunda vida: ahora son viviendas a ras de suelo. En Palma, donde la emergencia habitacional es más acusada al no encontrarse alquileres asequibles y viviendas accesibles para comprar, esta práctica ha pasado a ser cada vez más habitual. Las encuentras en el casc antic y en cualquier barrio palmesano; en Foners y la zona de Canamunt, por ejemplo, es más pronunciado esta alternativa.

Es un fenómeno que va a más ya que supone una buena opción para la gente más joven que buscan independizarse. Según la Asociación de Agentes Inmobiliarios de Balears, los precios pueden ser hasta un 50 por ciento más económicos respecto a un piso. Pero con el aumento disparado de los pisos en Mallorca, hasta esta opción comienza a dejar de serlo. No es el caso de una pareja de la Isla, que ha optado comprar un local para poder tener su propia casa. Eligieron una panadería que echó el cierre hace más de diez años en el barrio de es Fortí; el resultado final ha sido, simplemente, espectacular.

Varias imágenes del local comercial antes de la reforma. FOTOS: SANTIAGO MARTÍN-BORREGÓN

Nueva vida a un local

Los jóvenes arquitectos Santiago Martín-Borregón y Juan Verdeguer, al frente de Auba Studio, han sido los artífices de esta reconversión que trajo más de un quebradero de cabeza al equipo durante el proceso, lo que alargó las obras durante más de doce meses. En este sentido, recuerdan que cuando fueron a visitar el espacio, se les cayó ‘el alma a los pies’. El local, ubicado en un edificio de cuatro plantas, se había convertido en el «pozo negro» del inmueble por el deterioro de las bajantes y el abandono del local, lo que terminó ocasionando problemas estructurales en algunos pilares: «Los cambios de uso de un local comercial son muy habituales en Mallorca, lo serán más en los próximos años», augura.

La vivienda cuenta ahora con un salón-comedor diáfano, una habitación principal y una auxiliar, baño y un porche en el interior. El arquitecto mallorquín relata que, desde un principio, el objetivo fue buscar el equilibrio entre iluminación natural, intimidad y paisaje. «Recuperamos el patio trasero tirando la cubierta del antiguo horno y el muro que dividía esta estancia de la parte delantera. Por último, se crece aproximadamente dos metros hacia el patio mediante un porche con una cubierta vidriada», explica Santiago Martín-Borregón, artífice del proyecto.

Y el después de la reforma. FOTO: JOSÉ HEVIA

Para lograr la intimidad de los propietarios, uno de los grandes problemas de este tipo de alternativas habitacionales intentaron suavizar el contraste tan directo entre la vivienda y la calle, con un espacio intermedio. De esta forma el interior de la vivienda da directamente a través de la vidriera a este a un nuevo espacio que protege de las miradas del exterior mediante un sistema de lamas inclinadas de acero. «Cuesta creer el resultado final después de la primera visita», finaliza Martín-Borregón de este proyecto que se pudo visitar en la última edición de Open House Palma.