Identificamos la psoriasis con unas erupciones en la piel pero ¿Qué es exactamente y qué la produce?
—Es una enfermedad inflamatoria de causa desconocida y origen inmuniólgico, es decir, la fabrica el propio cuerpo. Gracias a esto se descubren nuevos medicamentos. Los que tenemos desde hace unos 10 años actúan sobre las posibles causas inmunológicas. Primero teníamos los anti-TNF, que todavía se usan, y luego han salido otros que, como
se sabe qué citoquinas están implicadas en la psoriasis, las inhiben. Ha sido una revolución para los pacientes que, por ejemplo, en su vida se habían puesto un bañador porque esta enfermedad estigmatiza muchísimo.
¿Es fácil de diagnosticar?
—No es complicado si se manifiesta en rodillas o codos con sarpullidos y escamas, que es lo habitual. Es más difícil en localizaciones como la cabeza, en las ingles, o en la zona submamaria porque ya es compatible con otras patologías.
En ocasiones ha afirmado que se debe dar más importancia a esta enfermedad crónica, ¿qué prevalencia tiene?
—La padece entre un 2 y un 5 % de la población. Es muy importante dentro de la dermatología pero no todo el mundo la desarrolla igual. Puede que alguien la tenga desde siempre en las rodillas, o sólo en la cabeza, o que se presente en algunos momentos de la vida. El estrés el alcohol y el tabaco influyen mucho en los brotes de psoriasis.
¿Y por la dieta? Hay artículos sobre los beneficios de la dieta mediterránea.
—Eso es una tontería absoluta. Lo que sí puede ser es que un primer brote con gotas, en jóvenes adolescentes, suceda tras una infección estreptocócica de garganta.
¿Hay un paciente tipo, con un género o edad determinada?
—La psoriasis influye por igual en hombres y mujeres pero cuando tiene más años tiene muchas comorbilidades. Por ejemplo está asociada al sídrome metabólico, que es el colesterol bueno bajo, los triglicéridos altos, también obesidad abdominal o la hipertensión. Estos dos factores son marcadores importantes para tener un infarto de miocardio.
¿Se relaciona con otro tipo de patologias?
—También con la artritis psoriásica, que es una afectación de los huesos debida a la psoriasis, que duele mucho.
Señalan la importancia de conocer bien a los pacientes pero será difícil con las listas de espera en su especialidad.
—En mi caso yo tengo una consulta monográfica y específica de psoriasis, de cuatro días a la semana, esecífico, con enfermos crónicos con los que llegas a tener una buena relación. Luego veo a cuatro o cinco al día sin hora por descompensaciones.
¿Sus pacientes notaron el impacto de la pandemia?
—Sí, sobre todo al principio. Los nuevos tratamientos biológicos son algo inmunosupresores (reducen la actividad del sistema inmune) y quienes los tomaban se asustaron, les creó angustia y muchos pararon el tratamiento por miedo a que influyera en si cogían COVID, lo que llevó a muchos rebrotes con el impacto psicológico que también acarrea.
¿En general existe un impacto psicológico?
—Al enfermo que está afectado de psoriasis grave, si está bien tratado y le quitas las lesiones, se acaba el problema. Cuando son enfermedades crónicas a veces tú mismo haces de psciólogo porque les ayudas en eso también. Yo no soy patidario de ir al psicólogo si puedes hablar con tu médico.
¿De qué manera puede la psoriasis impactar en la calidad de vida del paciente?
—Hay mil estadísticas de calidad de vida y afecta a todo. A las relaciones sexuales, al trabajo, a ducharse más de las cuenta porque deja escamas... Son personas que no van al gimnasio, ni a la playa… Estigmatiza mucho. Yo tengo a señoras que hacía 15 años que no se compraban trajes de baño. Además, el impacto psíquico es más importante que el de una depresión o igual que el de un infarto. Esto está documentado. Sucede cuando no se trata, porque con los tratamientos biológicos la psoriasis se va.
¿Qué camino está tomando la investigación científica en este campo?
—Siguen yendo hacia la interleucina, que son los tratamientos biológicos. Acaba de salir uno nuevo en el mercado y ya hay siete. Se pone a través de inyecciones y con ellas se puede hacer una vida totalmente normal. Son tratamientos carísimos que en España se subvencionan y son de uso hospitalario pero hay muchos países que nos las financian. Hay unos que se ponen cada tres meses que valen 2.300 euros, te cambia la vida radicalmente. Otra cosa que usa mucho la gente joven es la fototerapia para psoriasis en gota. En Son Espases se hizo la primera unidad.
¿Está infradiagnósticado?
—No, pero pese a los avances está infratratado. En Alemania había un 45 % de personas con psoriasis que nunca habían recibido un tratamiento sistémico.
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