Es un mercado que lleva meses activo, pero en lo que resta de abril, vivirá el punto álgido de una temporada de récord. El cicloturismo se ha convertido en uno de los grandes ejes de la industria en Mallorca y en uno de sus mejores escaparates. Algo ratificado a lo largo de una campaña que arrancó el pasado mes de octubre y que va camino de dibujar unas cifras superiores a las previas a la pandemia, en sintonía con el resto del sector.
Las carreteras de Mallorca llevan semanas llenas de ciclistas llegados de toda Europa, el silo tradicional dentro de este segmento, pero también han ganado terreno otros mercados emergentes y al alza, como el estadounidense (gracias a las nuevas conexiones aéreas con la Isla) y, de manera más puntual e incluso anecdótica, el asiático u otros más alejados como el australiano o el canadiense. El pico de esta larga temporada llegará con la disputa, el próximo 29 de abril, de la Mallorca 312 OK Mobility, una marcha cicloturista que cuenta con 8.000 inscritos, a los que se unirán aficionados y acompañantes que se unirán a quienes transitan por la Isla sin necesidad de participar en este evento de enorme impacto mediático y económico, que genera una enorme cantidad de reservas hoteleras y un movimiento económico que se concentra especialmente en Playa de Muro, donde se instala la base del evento.
A las tradicionales zonas de costa, cuya planta hotelera ha adaptado sus plazos de apertura y cierre a las necesidades de este perfil de visitante, además de sus instalaciones (se calcula que ya son cerca de doscientos) para dar cobijo a garajes, talleres e incluso tiendas y establecimientos especializados en ciclismo, se han unido nuevas propuestas. Establecimientos de interior, especialmente en pueblos que suelen ser escala durante las salidas, incluso algunos en Palma, han visto en esta importante cuota de mercado una posibilidad de negocio, creciendo cafés y tiendas temáticas en el corazón de la capital.
La Playa de Palma, Port d'Alcúdia, Playa de Muro, Port de Pollença, Cala Millor, Ca'n Picafort o Peguera y otras zonas de Calvià son los principales focos de concentración de los cicloturistas, que antes de la Semana Santa permiten activar el resto de servicios paralelos a los hoteles (cafeterías, restaurantes, supermercados, tiendas de bicicletas…). Una actividad que se eleva en Pascua y coge velocidad de crucero en el tramo final de abril, antes de que mayo marque el arranque oficial de la temporada alta.
Porque Mallorca es conocida mundialmente como un paraíso del cicloturismo, con multitud de kilómetros de carretera y rutas específicas, además de otros rincones emblemáticos e icónicos como Sa Calobra, el Coll de Sóller o el faro de Formentor, visitas obligadas para quienes ruedan en bicicleta por la Isla y que estos días ofrecen un elevado tráfico sobre dos ruedas.
La relevancia del mercado cicloturista la refleja la importante apuesta en materia promocional que las instituciones llevan a cabo en ferias generalistas o especializadas, además de organizar eventos deportivos de primer nivel internacional que sirven de reclamo, como la UCI Track Champions League, la Challenge Ciclista a Mallorca o la Semana Internacional de Másters, en lo que respecta a este deporte en concreto, uniéndose otros de triatlón o atletismo que completan la oferta y amplifican también la imagen de la Isla como sede de entrenamiento o competición.
Toda Mallorca es el Tour de Francia (masificación de cicloturistas) a la espera de que en breve lleguen los que no hacen deporte y alquilan decenas de miles de coches saturando más si cabe "sa roqueta". Tengo muy buenos recuerdos de cuando en la isla se vivía bien.
Mallorca se ha convertido en un gran parque temático. Entre coches de alquiler y ciclistas, los residentes de las islas tenemos que aguantar atascos y retenciones por todas las carreteras. Resulta a todas luces insoportable. No sólo hay que mirar el turismo en términos económicos, sino también hay que valorar la pérdida de calidad de vida del residente. A esta gente hay que cobrarles cuanto menos un impuesto de circulación por los días que estan en la isla y a los efectos de mantener y mejorar las carreteras.
6 comentarios
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Menudo cáncer esto de las "modas". Primero la zumba, luego el padel surf y ahora los zampa-doritos pedaleando.
Toda Mallorca es el Tour de Francia (masificación de cicloturistas) a la espera de que en breve lleguen los que no hacen deporte y alquilan decenas de miles de coches saturando más si cabe "sa roqueta". Tengo muy buenos recuerdos de cuando en la isla se vivía bien.
Un turismo que debemos cuidar y mantener. Si echo en falta que, cuando circulan por la cuidad, se les obligue a usar nuestros carriles bici.
L'as carreteras de Mallorca no estan preparadas para tanto ciclista.lo dice un ciclista i camionero.veo las dos versiones del problema.
Mallorca se ha convertido en un gran parque temático. Entre coches de alquiler y ciclistas, los residentes de las islas tenemos que aguantar atascos y retenciones por todas las carreteras. Resulta a todas luces insoportable. No sólo hay que mirar el turismo en términos económicos, sino también hay que valorar la pérdida de calidad de vida del residente. A esta gente hay que cobrarles cuanto menos un impuesto de circulación por los días que estan en la isla y a los efectos de mantener y mejorar las carreteras.