Siguió desde sus inicios los mensajes y la hoja de ruta de su padre José Sampol y logró colocar con el paso de los años a la empresa familiar en una situación puntera en cuanto a desarrollo, innovación y apuesta por la diversificación en Baleares, España y en los mercados exteriores, tanto en el Caribe, como África y el continente americano.
Con un sexto sentido, Gabriel Sampol supo estar desde el primer momento al lado de los hoteleros mallorquines en su proceso de internacionalización, lo que propició también la expansión internacional del grupo Sampol con una clara y aguda visión personal y empresarial, algo en lo que coinciden todos aquellos que le conocieron o que tuvieron la suerte de cruzarse en su camino a nivel profesional y personal.
Hasta el último momento ha acudido cada día a la sede de la empresa, en el Polígono de Son Castelló, hasta que las fuerzas le fallaron en el último momento.
Hombre sencillo, recto, gran trabajador y con una mente que no paraba nunca, ya que su gran preocupación era sacar adelante la empresa, la familia, los trabajadores y lograr el máximo reconocimiento por el trabajo que realizaban allá donde se requería sus servicios. Los reconocimientos por ello fueron continuos tanto en España como en los países donde se instaló.
La anécdota que marcó su vida se produjo en los años 90, cuando el presidente de Riu Hotels, Luis Riu, le invitó a visitar la zona de Bávaro en República Dominicana. «¿Biel, te comprometes a poder traer energía eléctrica a esta zona de selva?», le preguntó Luis Riu. La respuesta que le dio Sampol con un «sí» como una catedral, marca al carácter de un visionario del turismo, de la empresa y de una tecnología que con el paso de los años se ha convertido en estratégica para la industria turística, aeroportuaria y generación y cogeneración eléctrica.
Su legado lo continúan sus hijos Carmen, Juan Carlos, José Luis y Fernando. DEP.
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