Imagen del vehículo que ha okupado una plaza durante mes y medio.

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De la okupación de casas a la okupación de plazas de parking. Lo nunca visto. En Palma, la usurpación de garajes, sobre todo en la temporada estival, ha pasado de episodios sueltos a convertirse en una realidad diaria. Imagínense la escena: sales a las 8 de la mañana a trabajar y vuelves ocho horas después para encontrar tu parking okupado por un coche que no es el tuyo. Este episodio lo ha vivido Francisco Merino, propietario de dos aparcamientos en la calle México 21: uno, el que le han okupado durante mes y medio, lo tenía alquilado a un vecino, el otro lo utiliza él mismo.

«Casi dos meses sin poder utilizar el aparcamiento. Y me sabe peor por la persona a la que le había alquilado la plaza, porque solo la había utilizado un par de días», lamenta Merino. «Un día llegó de trabajar y se encontró con un coche en la plaza arrendada. Me llamó y pensamos que algún vecino se había equivocado, porque es un edificio nuevo. Pero pasaban las horas y nadie lo retiraba», relata este hombre, que no tardó en atar cabos y descubrir que alguien se había quedado con su aparcamiento 'por la cara'.

Francisco Merino, propietario afectado.

Sin tener muy claro qué debían hacer, primero hablaron con la Policía Local de Palma, que les advirtió que, al ser un parking privado, la grúa municipal no podía acceder al recinto. Les enviaron al juzgado a poner la correspondiente denuncia y a esperar la resolución del juez. Se plantearon mover el coche, pero el dueño del vehículo, que claramente sabía lo que hacía, había puesto el freno de mano y la marcha, por lo que subirlo a peso entre varios era imposible.

«Además, qué íbamos a hacer. Si la plaza esta en un segundo piso, remolcarlo a mano entre varios no era factible y desplazarlo a otra plaza no nos lo planteamos porque hubiera sido dejarle 'el marrón' a otro propietario. En casos así, hay una lagunas legales increíbles», relata el dueño de la plaza okupada. Tocaba tener paciencia y esperar. Mientras ponían la denuncia en el parabrisas para el dueño del coche, ayudaron a su inquilino a buscar otra plaza de parking. Lo que no esperaban es que esta situación se alargara durante mes y medio.

Entre medias, le advirtieron de que no podía mover el vehículo bajo ningún concepto, debía esperar a la orden del juez. Luego le tocaría llamar a una grúa privada y pagar de su bolsillo que se llevara el coche al exterior de la finca. Pagar para poder utilizar de nuevo tu aparcamiento. Inaudito. Pero el 5 de julio, de repente, el vehículo se esfumó. «Lo que no entiendo es cómo pudo entrar el 'okupa' en el garaje y luego llevárselo sin que nadie lo viera. Es un aparcamiento privado. Cómo pudo pasar», se pregunta este propietario.