Un camarero atendiendo una terraza llena en Ciutadella. | Josep Bagur Gomila

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El ritmo de visitas turísticas continúa manteniendo al sector hostelero funcionando a pleno rendimiento. No obstante, y a pesar del pleno empleo que registra Baleares, las carencias en materia de personal están traduciéndose, en muchos casos, en sobrecargas de trabajo y en flagrantes vulneraciones del convenio de hostelería. Estas se centran, especialmente, en la multiplicación de las horas extra y los sacrificios de fines de semana y de los descansos obligados entre jornadas laborales.

Así lo reflejan las denuncias que están recogiendo las principales organizaciones sindicales del sector en las Islas, CCOO y UGT. «En hostelería siempre ha habido abusos, pero este año la falta de trabajadores está conllevado muchos incumplimientos del convenio colectivo», explica la secretaria general de la Federación de Servicios de CCOO, Silvia Montejano, quien reconoce que «empezamos a estar preocupados por que esto se cronifique».

Su compañera y secretario de ocupación del sindicato, Maria Àngels Aguiló, señala que «hay empleados que están vendiendo sus días libres -deben librar dos a la semana por convenio- y haciendo jornadas completas pagadas como reducidas».

A las denuncias de vulneraciones como las reseñadas se añade también las relacionadas con la desaparición de los tiempos de descanso en la misma jornada, que deben ser de al menos 15 a 30 minutos en jornadas de más de cinco horas. «Hay muchas empresas que no están respetando la normativa, pero también nos encontramos con casos en los que son los propios trabajadores los que prescinden de esos descansos para poder realizar todo el trabajo que tienen por delante», señala Montejano para añadir que también son verdaderamente abundantes los casos en que se empalman turnos de trabajo que no respetan el descanso mínimo de 12 horas entre jornadas.

A la acumulación de horas e intensas cargas de trabajo se suman las periódicas olas de calor que se están registrando, con graves consecuencias para la salud de los trabajadores. «Eso se traduce muchas veces en mareos, desvanecimientos e incluso bajas por enfermedad». Las bajas laborales -sean por este u otros motivos- suponen la gota que colma el vaso en esta situación de plantillas ajustadas al límite: menos trabajadores disponibles y más carga de trabajo. Por otro lado, siguen aumentando los casos de despidos tras no haber superado el periodo de prueba, una figura, denuncian los sindicatos, de la que se está abusando a modo de sustitutivo de los contratos temporales.

José García Relucio, secretario general de la Federación de Servicios de UGT, asegura que las denuncias por irregularidades en el entorno de trabajo en el sector de la hostelería se han disparado este año, tanto por incumplimiento de horarios como por despidos improcedentes. De hecho, el sindicato ha tenido que hacerse con los servicios de un despacho externo de abogados como refuerzo para poder asumir la avalancha de denuncias.

«Estamos viendo de picaresca de todo tipo», señala Relucio para detallar que muchas empresas del sector están captando a trabajadores con ofertas en apariencia muy atractivas -sobre todo en el aspecto salarial- que a posteriori se revelan como un anzuelo para puestos de empleo con cargas laborales abusivas. «Les prometen un salario por encima del convenio, pero lo que no les dicen es que será todo a base de horas extra».

Por otra parte, el anterior Govern anunció en junio la programación de 960 inspecciones laborales en los meses de julio y agosto. Un dispositivo que se encuentra en el ecuador de su desarrollo y que se está centrando en controles de los tiempos de trabajo y de los salarios, de la temporalidad -en especial de falsos contratos de temporales- y de las falsas altas en la Seguridad Social. Para ello, se ha habilitado un refuerzo extraordinario de 24 inspectores y subinspectores de otras comunidades autónomas.