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En los últimos años se ha informado de diversos avistamientos en Baleares de vellmarí (Monachus monachus, foca monje o foca mediterránea en castellano). La especie está oficialmente extinguida en las Islas desde 1958, con la muerte de un último ejemplar en Cala Tuent (Escorca). Así, en las últimas décadas se han comunicado avistamientos de los que sólo uno ha sido documentado gráficamente, en 2008 en una cueva de El Toro (Calvià). Las imágenes no tenían mucha calidad, pero la suficiente como para identificar el animal como un vellmarí.

Con posterioridad, en 2016, un particular y su hijo vieron un supuesto ejemplar nadando en aguas superficiales de la Colònia de Sant Jordi (ses Salines), sin constancia gráfica. Más recientemente, el pasado junio, en dos días diferentes, se dieron sendas observaciones por parte de personas distintas en Ciutadella. Tampoco hay constancia gráfica, pero la información aportada es bastante fiable.

Xisco Avellà, presidente del Fondo para la Foca del Mediterráneo (FFM), señala que «estas informaciones de avistamientos no hacen más que confirmar que las posibilidades de encontrar en nuestras aguas un vellmarí son cada vez mayores. Al igual que hay informaciones en Balears, también las hay en pequeñas islas italianas, lo que lleva a pensar que se trata de ejemplares divagantes, procedentes del norte de África».

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Avellà confía en la ciencia ciudadana y hace un llamamiento a «navegantes, pescadores o bañistas a que, si les parece ver un vellmarí, lo comuniquen a nuestro correo electrónico: focamedit@gmail.com. Es suficiente que nos digan en qué lugar lo han visto -no son necesarias las coordenadas-, el día, la hora y el comportamiento que ha mostrado el supuesto ejemplar, además de una identificación del informante. Evidentemente, fotos y videos serán bien recibidos, pues ayudarán a confirmar si se trata realmente de una foca, que suele mantener su cabeza en superficie y es difícil confundirla con un delfín o un cap d’olla».

Llegados aquí, hay que saber comportarse ante la presencia de un vellmarí. Según Avellà, «no hay que perseguir al ejemplar, no aproximarse ni agobiarlo. Está bien intentar hacerle fotos, pero si para ello hay que acercarse demasiado, mejor conformarse con unas imágenes más lejanas. Siempre hay que guardar una distancia. Tambiés es conveniente mantenerse en silencio y si se está navegando, es preferible apagar el motor de la embarcación. No es que el vellmarí sea un animal especialmente esquivo. Tiene curiosidad y es inteligente, pero mejor no acercarse demasiado. Es posible que se sumerja durante unos minutos. Por ello, hay que tener paciencia durante ese tiempo y es muy probable que se le vea emerger de nuevo».

El presidente de la FFM apunta que «en 2020, una foca gris, una especie nórdica, hizo un recorrido por el Mediterráneo. Lo inició en el Algarve -Portugal- y siguió por Gibraltar, Granada, Cabo de Palos -Murcia- y finalmente apareció muerto por un palangre en el sur de Ibiza. Por tanto, también es probable que en el Mediterráneo aparezcan focas propias de otras latitudes». Como se recordará, el proyecto Save the Monk ha identificado diversas zonas de presencia del vellmarí en el Mediterráneo central y occidental, también en Baleares, a partir de rastros del ADN de la especie en agua del mar.

Este proyecto (con un seguimiento de dos años liderado por la profesora Elena Valsecchi, de la Universidad de Milán-Bicocca) consiste en el análisis de ADN en muestras de agua del mar. Los investigadores examinaron 135 muestras tomadas en 120 puntos del Mediterráneo central y occidental en busca de rastros moleculares del vellmarí. Por su parte, la organización Shark Med utiliza el mismo método para buscar rastros de ADN de tiburones blancos en Baleares.