La red de agua se abastece de fuentes naturales y de las desaladoras.

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Palma, Calvià y Andratx se bebieron el pasado mes de julio el 88,8% del agua potable que suministra la Agencia Balear de la Calidad del Agua (Abaqua) en Mallorca. A día de hoy Abaqua vende agua a 13 municipios de la Isla, concretamente a Muro, Palma, Calvià, Andratx, Maria de la Salut, Sóller, Santa Maria, Marratxí, Pollença, Fornalutx, Inca, Puigpunyent y Deià. La mayoría de ellos están directamente conectados al llamado 'Eje Transversal de agua de Mallorca' que encauza las principales fuentes naturales y el agua procedente de las plantas desaladoras de Palma, Andratx y Alcúdia y la distribuye por una red de tuberías que está en constante crecimiento con la idea de garantizar en el futuro el suministro de agua potable también a los pueblos del Pla y el sur de la Isla.

La mayoría de municipios de Mallorca disponen de pozos municipales o bien de acuerdos con propietarios de pozos privados para garantizar el caudal. Tradicionalmente solo compraban agua a Abaqua en verano cuando se dispara el consumo ligado a la actividad turística, aunque de un tiempo a esta parte Abaqua ha cambiado su política para fomentar la compra de agua desalada también en invierno. Esta medida permite aliviar la presión sobre los acuíferos que pueden recuperarse cuando llega la época de lluvias.

Calvià es el municipio que más agua compró el pasado mes de julio, concretamente 1,3 millones de metros públicos. Teniendo en cuenta que su población es de poco más de 52.000 habitantes, los datos de consumo dan una idea del impacto de la población flotante y especialmente las plazas turísticas. Por detrás de Calvià, la empresa municipal de servicios de Palma (EMAYA) es el mejor cliente de Abaqua. Compró 752.614 metros cúbicos de agua en julio. Tiene una población residente de algo más de 400.000 personas.

El tercer municipio que más agua compra es Andratx con 243.811 metros cúbicos para una población de casi 12.000 residentes. Le siguen Pollença (con un consumo de 108.219 metros cúbicos y una población de unos 17.000 habitantes) y Marratxí (con un consumo de 103.605 metros cúbicos y una población de 39.000 habitantes). Muro dispara su consumo en verano más allá de los 73.000 metros cúbicos. Le siguen, a una distancia ya considerable, Sóller (20.746 metros cúbicos), Maria de la Salut (15.847 metros cúbicos), Santa Maria (9.417 metros cúbicos), Deià (5.552 metros cúbicos), Puigpunyent (2.089 metros cúbicos), Inca (1.215 metros cúbicos) y Fornalutx (569 metros cúbicos).

Un quebradero de cabeza para las administraciones

El abastecimiento de agua potable en Mallorca ha sido históricamente un quebradero de cabeza para las distintas administraciones, especialmente en verano. En pleno siglo XXI aún hay casi una decena de pueblos que suministran agua no apta para el consumo humano, según las últimas analíticas de consumo publicadas por el Ministerio de Sanidad. A finales de los años noventa los municipios exprimían sus acuíferos y era habitual que durante la temporada alta el agua tuviera un exceso de sal por la sobrexplotación de los puntos de captación. Aún así los acuíferos de Mallorca eran insuficientes y se ideó la llamada ‘operación barco’ que traía agua potable a Mallorca desde la Península en buques cisterna. En aquél momento el Govern ideó una red pública común de agua, el llamado Eje transversal de agua de Mallorca, que trataba los recursos hídricos como un bien común que no debía sobrexplotarse a la vez que apostaba por la creación de un entremado de tuberías que abasteciera al máximo de municipios posible. Tardó una década en entrar en funcionamiento. Hace ocho años Abaqua retomó en buena parte el proyecto inacabado del eje transversal.

Punto de vista
Lola Olmo

Gota agotada

Lola Olmo

El exceso de población y de turismo ponen al límite los recursos naturales de Mallorca y de las Illes Balears. También la falta de conciencia de los residentes. En la playa, es habitual observar a muchos que no se conforman con una ducha rápida para quitarse la arena de los pies o la sal; en los vestuarios deportivos están los que se enjabonan con el chorro abierto. Hasta que lleguen las restricciones para todos o hasta que el agua sea tan escasa que se pague a precio de cava.