Dos adolescentes consultan un teléfono móvil | Mary Taylor

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«Es difícil evitar que los malos la utilicen para cosas malas». Así se refiere a la Inteligencia Artificial uno de sus creadores, el informático británico Geofrrey Hinton, que aboga por poner tanto esfuerzo e desarrollar esta tecnología «como en garantizar de que sea segura».

El escándalo en el municipio de Almendralejo, donde circulan de móvil en móvil las fotografías de más de una veintena de niñas entre 11 y 17 años manipuladas con inteligencia artificial para que parecieran desnudas, se produce en pleno debate sobre los límites de esta tecnología y su buen uso, especialmente en un colectivo vulnerable como es el de menores y adolescentes.

El investigador social y doctor en sociología en la Universitat de les lles Balears (UIB), Lluis Ballester, lleva muchos años investigando sobre las motivaciones y los efectos que genera el consumo de pornografía entre los jóvenes, con el que relaciona el caso Almendralejo. Y aporta datos reveladores: El 50% de los adolescentes españoles (el 6% en el caso de las mujeres) consumen pornografía un mínimo de 5 horas semanales y de ellos, un 75% admite ver porno violento. Además, se inician a edades cada vez más tempranas: el 90% empieza antes de los 14 años e incluso un 15% admite haberlo hecho con 8 o 9 años. Este consumo sostenido hace que los adolescentes crezcan normalizando el imaginario sexual pornográfico: cosificación del cuerpo de la mujer y prácticas sexuales de riesgo y violentas.

La consolidación de este imaginario produce en estos jóvenes lo que Ballester denomina «desconexión empática»: «El porno se ha convertido en un manual de violencia sexual que promociona la cultura de la violación y hace que sus consumidores habituales no entiendan las emociones de aquellos que no dominan la relación».

Las tecnologías 4G han facilitado el boom de la industria pornográfica mundial hasta el punto de que Ballester habla de «colonización de la pornografía en las redes sociales». El investigador social avanza que la inteligencia artificial puede estar abriendo una etapa aún mas conflictiva en un período en que «se ha pasado de consumir pornografía a producir pornografía de venganza ente ex parejas, de ataque a mujeres relevantes o de acoso a mujeres del entorno más próximo». Por eso, dice, «es fundamental restringir la producción y distribución del porno y limitar su acceso mediante controles parentales y sistemas de reconocimiento de edad como los que están desarrollando en Alemania y Francia».

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Empatía

Tanto las afectadas como quienes realizaron y difundieron las imágenes de Almendralejo son menores de edad. ¿Cómo conseguir que estos jóvenes sean más empáticos con el sufrimiento de las niñas víctimas? Para este experto en abordaje del conflicto juvenil la clave es «la educación digital y, sobre todo, educarlos en emociones y afectos, tratando las relaciones y la sexualidad como parte de los procesos formativos y de socialización. Pero hay que hacerlo bien, no todo vale». Según Ballester «Es necesario disponer de buen fundamento científico, tener un enfoque igualitario, formar e implicar al personal de educación y salud. También es importante generar complicidades y contenidos atractivos para los jóvenes, espacios de debate y de escucha con ellos para que se sientan orgullosos y eviten desarrollar emociones y relaciones tóxicas».

En Convivèxit (Institut per a la Convivència i l’Èxit Escolar), su directora Aina Amengual reconoce que casos como el de Almendralejo demuestran la necesidad de reforzar la educación afectivo-sexual en las aulas de todas las edades «es importante formar en valores para que los adolescentes tomen conciencia de que sus actos tienen consecuencias». Este mes de octubre publicaran la guía adaptada a educación primaria del programa de promoción de salud afectiva y sexual «Amb tots els sentits», que el Govern puso en marcha en 2017 y que ya cuenta con otras dos guías publicadas para las etapas de infantil y secundaria.

La nueva guía será una de las muchas publicaciones a disposición de profesores y usuarios incluidas en la web de Convivèxit, que también da voz a los propios adolescentes en sesiones periódicas sobre educación digital y mediación de conflictos en los que, entre otras cuestiones, aprenden buenas prácticas digitales y también a prevenir, detectar y resolver conflictos entre ellos. La directora de Convivèxit tiene claro que «este es un problema de toda la sociedad que requiere poner al día la legislación y tejer complicidades entre escuela, familia, administraciones, medios de comunicación... Vivimos transformaciones muy rápidas que nos obliga a ponernos al día constantemente».

Cristina Conti, presidenta de la Federació d’Associacions de Pares i Mares d’Alumnes de Mallorca reconoce estar viviendo «con tristeza» las informaciones sobre el Caso Almendralejo. Coincide con Ballester y Amengual en la necesidad de reforzar la educación sexual y afectiva en los centros escolares y aboga porque las escuelas sean también «ágoras de reflexión entre todos los agentes implicados para compartir ideas de cómo queremos educar a nuestros hijos en temas tan importantes como la sexualidad y el uso de la nuevas tecnologías»

FAPA Mallorca ofrece diferentes recursos formativos relacionados con estas cuestiones y acaba de poner en marcha talleres de coeducación para que las familias puedan trabajar en la prevención y sensibilización de violencias machistas y apoyar la igualdad de oportunidades.

«No necesitamos una píldora, sino un tratamiento. Si no sabemos promocionar una educación sexual y afectiva que sirva de alternativa al porno estaremos fracasando como sociedad», concluye Conti.