Un grupo de voluntarios de Inca-Mallorca Solidària, en una aldea remota desayunando con la gente local.

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La entidad Inca-Mallorca Solidària suma experiencias y esta vez se adentra a un centro de convalecencia provisional en la provincia de Taroudant, zona estratégica para el envío de material a las zonas más remotas del alto Atlas, donde allí se alojan personas heridas o que necesitan apoyo tras vivir el devastador terremoto del pasado 8 de septiembre y que ha dejado centenares de heridos en esta parte montañosa.

Los voluntarios mallorquines pudieron conocerlos, y entregarles ropa y accesorios que requerían. Incluso cuenta que vieron algunas personas acudiendo con heridas todavía sin curar. La mayoría era gente mayor. En este centro provisional hay medicamentos y todo el material sanitario imprescindible para tratar a las víctimas.

La presidenta de la entidad, Antonia Triguero, cuenta que la siguiente parada fue un pueblo inhóspito, de difícil acceso, al que acudieron con un solo vehículo. «Fuimos a una aldea donde nos habían dicho que les hacía mucha falta el material donado. Era gente muy amable. A las niñas les regalamos muñecas y nos daban un beso de agradecimiento. Nos invitaron también a desayunar con ello», agrega.

Durante la tarde, el equipo tenía que acudir a un orfanato de la zona montañosa, pero al final lo dejarán para este martes. «Estamos felices de que la ayuda esté llegando a destinos donde realmente lo necesitan», considera Antonia. Su viaje, de momento, no tiene billete de vuelta, pero aseguran que la experiencia está siendo gratificante.