Imagen del campo de golf de Alcanada, en Alcúdia. | Alcanada Golf

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Cuando la oferta de sol y playa baja la persiana, Mallorca abre un abanico de posibilidades que en materia de turismo deportivo plantea numerosas opciones a quienes llegan a la Isla con esa idea. Las buenas comunicaciones áereas con las principales ciudades europeas durante el grueso del año, el contar con una planta hotelera especializada y que cada vez alarga más la campaña y una climatología más benévola que en los meses de verano ayudan a optar por este rincón del Mediterráneo.

La marca Mallorca es un referente en actividades como el cicloturismo, un mercado que es capital para la industria hotelera y la oferta complementaria, pues en torno a los alojamientos se ha creado una red comercial que va más allá de cafeterías y abarca tiendas de ropa, alquiler de bicicletas, material o talleres que refuerzan la infraestructura de grandes operadores especializados que se han instalado en las zonas calientes.

El cicloturista es uno de los visitantes más fieles, centrándose principalmente su presencia entre marzo y mayo, para vivir un segundo 'pico' entre septiembre y principios de noviembre. La celebración de diferentes pruebas refuerza el atractivo de la Isla, que ofrece 1.600 kilómetros de carreteras, además de otros 468 señalizados especialmente para este colectivo, que cuenta con una decena de rutas específicas y otras circulares de entre 70 y 120 kilómetros.

Pero un mercado que gana peso y abarca toda la Isla es el del golf. El perfil de este visitante es de alto poder adquisitivo y apuesta por una oferta hotelera de alta calidad, que cada vez es más extensa y cuenta con más meses de apertura. A ello se suma el contar con una veintena de campos por toda Mallorca, uno de ellos de nueve hoyos, otro de Pitch & Putt y el resto de 18 hoyos, destacando que algunos ofertan varios recorridos, como Son Antem o Santa Ponça, mientras que el Grupo Arabella Golf acumula hasta 63 hoyos en cuatro campos: Son Vida, Son Muntaner, Son Quint y Palma Pitch & Putt. Un calendario de competiciones completo y la actividad social que llevan a cabo los clubes sirven de complemento, junto a torneos del prestigio de la Rolex Challenge Tour Grand Final.

Entre los deportes que agitan el interés de los turistas que buscan esta oferta en Mallorca destacan otros clásicos como el tenis, con algunos clubes y hoteles que cuentan con pistas e instalaciones a tal efecto. El atletismo se mueve por la inercia de eventos como el maratón de Palma, aunque llaman la atención otras dos modalidades que han experimentado un crecimiento notable.

El buceo y la cantidad de empresas especializadas en ofrecer esta experiencia ha ganado adeptos, aprovechando el alargamiento de la temporada más allá del verano. Junto a ello, el yoga gana terreno apoyándose en la propia oferta de los hoteles, especialmente de alta gama, además de particulares o empresas que organizan actividades vinculadas a esta relajante actividad, que señala a Mallorca como punto de crecimiento en cuanto a búsquedas en Internet.

Pero es la montaña un escenario consolidado. La Serra de Tramuntana ofrece incontables rutas y muchos kilómetros de naturaleza en estado puro. La declaración de Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO ha reforzado su figura, permitiendo realizar senderismo, trail o trekking con muchos días de sol y buenas temperaturas ya entrado el otoño astronómico. Ese crecimiento se ha visto acompañado por la especialización de la industria hotelera, de manera especial en las localidades que se ubican o están al pie de la Serra, como Sóller, Pollença, Bunyola, Fornalutx, Estellencs o Banyalbufar, entre otras.

Desde el Consell de Mallorca se intentan abrir nuevos mercados, relacionados también con el sector del caballo, bien a través de la hípica o el trote como reclamos, toda vez que el turismo náutico una vez pasado el verano desciende radicalmente su presencia y actividad.