El cineasta mallorquín Carles Bover, ganador de un Goya por su documental 'Gaza'. | Teresa Ayuga

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La guerra en Gaza ha provocado una oleada de reacciones en todo el mundo, también en Mallorca. Uno de quienes encabeza en la Isla el movimiento propalestino es Carles Bover, documentalista mallorquín. Su corto documental Gaza, filmado en 2014, le valió el goya al Mejor Documental en 2019. Este martes a las 19h tendrá lugar una proyección solidaria del corto en la sede de CCOO, en el carrer Francesc de Borja Moll, 3, en Palma.

Al visionado le seguirá un coloquio, moderado por Bover y en el que participarán Ruth Díez Dorado, vocal de cooperación internacional de Médicos del Mundo, y Alejandro Nicolás Miquel Novajra, profesor de la UIB del área de Antropologia del Departament de Filosofia. Los asistentes podrán donar lo que consideren tras el evento, beneficios, que se destinarán a UNRWA, la Agencia de Naciones unidas para la población Palestina.

Sobre el terreno

¿Qué llevó a un mallorquín a grabar el aclamado film sobre el terreno, en la Franja de Gaza en 2014? Bover acababa de terminar el Máster en Documental y Nuevos Formatos en Madrid, y no fueron más que contactos y sincronicidades quizá las que le llevaron a él y a su compañero y coautor del documental, Julio Pérez del Campo, a contactar con un brigadista internacional que había presenciado el bombardeo israelí sobre la Franja aquel verano de 2014. «Nos contó unas realidades y nos enseñó unas imágenes de cómo se habían atacado con total impunidad hospitales, escuelas, se había asesinado a más de 500 niños... Ese castigo que sufría la población de la Franja era una realidad que no habíamos visto a través de los medios y que había desaparecido del foco mediático», explica Bover. Así las cosas, partieron a finales de 2014 para retratar y difundir esa otra realidad, la del pueblo palestino.

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«Me encontré una franja totalmente arrasada. Eran barrios enteros en ruinas, entre las que aún encontrabas juguetes, ropa y enseres personales. También testimonios brutales y muy crudos, que daban cuenta de la impunidad de la que gozaba Israel, pese a los crímenes de guerra que se cometían, como arrasar por completo un hospital sabiendo que había pacientes, bombardear colegios o disparar indiscriminadamente a los gazatíes que cultibaban alrededor de la frontera o que salían a pescar. Veíamos cómo todo esto no tenía ningún castigo por parte de la comunidad internacional y que, además, se sufría año tras año. Esta, la de ahora, es la cuarta ofensiva que sufre Gaza», recuerda.

Damage in Gaza following Israeli strikes
Imagen de este viernes en la Franja de Gaza, donde ya se contabilizan 7.028 personas fallecidas hasta el 27 de octubre . Foto: EFE/Mohammed Saber.

Y no solo sufre Gaza, sino que los crímenes también se dan en los territorios ocupados de Cisjordania. «Allí también estuvimos y vimos una opresión continua. Los colonos israelíes se paseaban con armas y podían atacar a la población palestina con total impunidad; había checkpoints en los que podían arrestarlos sin justificación alguna...una realidad totalmente distópica». La situación actual, asegura, no dista de aquella, salvo por el paso del tiempo. «Y el tiempo -dice- lo que hace es que año tras año esa población, que ya fue expulsada décadas atrás de sus casas, pierda toda esperanza de una resolución y de recuperar una vida normal», algo que engrosa el poder de milicias terroristas como la de Hamas, entre otras.

La cobertura mediática del conflicto, denuncia, está siguiendo, como entonces, la misma línea: «Cuando en la primera semana el número de víctimas era el mismo en ambos bandos, los medios solo se enfocaban en el sufrimiento de una parte de la población. Se hablaba del derecho de defensa por parte de Israel, pero no se ha hablado de este derecho por parte de Palestina en los últimos 75 años». Aún así, mantiene -por desgracia, dadas las circunstancias- cierto optimismo: «Ha llegado ahora un punto en que el número de muertos y los crímenes que se están cometiendo no permiten que ni la gente más equidistante pueda mirar a otro lado», recalca, a raíz del bloqueo de la Franja, sin internet, electricidad, alimentos, combustible, ayuda humanitaria y con dos millones de personas encerradas, la mitad de las cuales, menores de edad, en un territorio constantemente bombardeado.

El director de Gaza insiste en que «comprar el discurso de que esto empezó el 7 de octubre es ilusiorio. Son ya 75 años de deshumanización del pueblo palestino por parte del sionismo, que cuenta con el silencio cómplice de Europa y el apoyo de Estados unidos». La escasa respuesta de la comunidad internacional en todos estos años y el posicionamiento mediático por un bando, dice Bover, limitan la defensa de la «brutal y sistemática vulneración de derechos humanos» a la concienciación y clamor social: «Es nuestro deber como sociedad exigir a los gobernantes el fin de todas estas vulneraciones y dar el máximo apoyo a iniciativas solidarias como la proyección del martes».