Un momento de la visita, este lunes, de la presidenta del Govern, Marga Prohens, a la planta desaladora de la Badia de Palma. Junto a ella, de pie, el conseller de la Mar i del Cicle de l'Aigua, Juan Manuel Lafuente. | CAIB

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Sólo el 50 % del agua depurada en Baleares se reutiliza. El dato ha sido dado a conocer este lunes por el director general de Recursos Hídrics, Joan Calafat, durante una visita de la presidenta del Govern, Marga Prohens, a la planta desaladora de la Badia de Palma, acompañada por el conseller de la Mar i del Cicle de l’Aigua, Juan Manuel Lafuente, y el teniente de alcalde de Medi Ambient de Palma, Llorenç Bauzà.

En esta visita, la presidenta y el conseller han explicado las inversiones previstas destinadas al ciclo de agua en 2024, que ascienden a 130,5 millones de euros, procedentes del Impost de Turisme Sostenible, el canon de saneamiento, el Fons d’Insularitat y partidas específicas del Presupuesto General del Estado.

Prohens ha declarado que «tenemos unas infraestructuras hidráulicas que sufren la dejadez de años, una media del 25 % de pérdidas de agua en las redes municipales y un volumen importante de agua tratada en las depuradoras que después no sirve para ser reutilizada. Por todo ello, destinamos 130 millones de euros en el presupuesto autonómico de 2024 a mejoras hidráulicas y a la gestión del agua, a lo que se añaden 60 millones de euros para mantenimiento y modernización de las infraestructuras. En total, serán casi 200 millones de euros, una inversión anual nunca vista en Baleares en materia de recursos hídricos».

Los 130 millones apuntados se distribuyen, en términos generales, en 81 millones para Mallorca, 25 para Ibiza, 18,5 para Menorca y 3,2 para Formentera. El Govern calcula que, en el cómputo total de la legislatura, se habrán invertido 600 millones de euros en el ciclo del agua.

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La presidenta ha detallado que estas inversiones se dedicarán a la distribución en alta, reducción de las pérdidas en las redes, modernización de las depuradoras y reutilización del agua depurada, siendo más eficientes desde los puntos de vista económico y energético. Asimismo, anunció que en las próximas semanas se convocará la Mesa de l’Aigua, con participación de agentes públicos y privados del sector.

Por su parte, el conseller Lafuente ha señalado que «Baleares fue pionera en su momento en depuración y saneamiento. Ahora toca ser pioneros en gestión. Tenemos que conseguir que el agua residual no llegue a las depuradoras con un alto índice de salinidad para así poder reutilizarla tras su tratamiento. Por ello tenemos que renovar las redes de aguas, transfiriendo fondos a los consells y a los ayuntamientos, con el objetivo de que el agua depurada ofrezca las mayores posibilidades de reutilización, tanto en la agricultura como en los usos medioambientales.

El director general, Joan Calafat, ha destacado que «enfocamos nuestras actuaciones a una mayor eficiencia en la gestión de los recursos hídricos, lograr un equilibrio entre desalación y extracción para que los acuíferos puedan recuperarse, la identificación de riesgos y la digitalización de los sistemas para tener más datos y más información sobre su funcionamiento. Así podremos mejorar la gestión. Todo ello, con la máxima transparencia, respetando el dominio público hidráulico y siguiendo el Pla Hidrològic de les Illes Balears».

Calafat ha dado una especial importancia del agua depurada, «de la que sólo se aprovecha el 50 %. Con un mayor aprovechamiento del agua depurada, la agricultura sale beneficiada, reduciendo sus extracciones, y también se pueden reducir las captaciones generales de los acuíferos, permitiendo que éstos se recuperen e incluso infiltrándoles el caudal tratado».

La propia desaladora de la Badia de Palma será objeto de inversiones para una profunda remodelación. Con una capacidad de producción de 68.000 metros cúbicos diarios, funciona desde 1999 -el año que viene cumplirá un cuarto de siglo-, por lo que se emprende una modernización de sus instalaciones que durará tres años. En ese tiempo, se habrán invertido 33 millones de euros en la desaladora, que a su vez mejorará su eficiencia energética, si bien una posible aportación de renovables sería pequeña.