La quinta edición de un clásico

Más allá de esta incorporación tecnológica, la nueva edición ha sido objeto de una revisión completa por parte del autor, hasta el punto de constituir, de hecho, una obra distinta de la original Se podría decir que ésta fue escrita con ilusión juvenil y que, ahora, Mayol la ha rehecho con la solvencia de la madurez. El resultado es una publicación a todo color que renueva los aspectos de imagen respecto a las ediciones anteriores, con dibujos de Aina Bonner y Cati Artigues, y fotografías de Sebastià Torrens.

Els aucells de les Balears forma parte de la colección de Nova Editorial Moll Manuals d’Introducció a la Naturalesa, que tiene como objetivo la divulgación de la diversidad del medio natural de las Islas, tratando las plantas, las aves, los insectos, los anfibios, los mamíferos, los reptiles o los peces de nuestro entorno, así como excursiones e itinerarios para aprender, conocer y disfrutar de la naturaleza.

La nueva edición, con un nuevo prólogo del escritor y ecologista Miquel Rayó, y la presentación original de Ramon Margalef (de quien Mayol fue discípulo), se inicia con unos aspectos generales sobre las aves, descendientes de los dinosaurios, para, a continuación, recorrer sus diversos grupos, tales como los aves marinas, las de presa diurnas y nocturnas, las palomas o las vencejos. Mayol también dedica apartados específicos a las migraciones, los nombres populares de los pájaros y su protección.

En una nota en esta quinta edición, Joan Mayol destaca que «en 1978, el principal problema era la persecución directa de las aves, actualmente casi inexistente. Ninguna de las especies que por entonces considerábamos amenazadas ha desaparecido y, en cambio, hemos recuperado, por reintroducción o por recolonización espontánea, media docena de especies que se habían extinguido y cerca de treinta han empezado a nidificar en Baleares tras aquella primera edición».

El autor también subraya «un cambio de actitud muy positivo de los habitantes de Baleares hacia las aves y hacia la naturaleza en general, como lo demuestra también el territorio protegido, inexistente en 1978 y hoy muy extendido en las Islas». Sin embargo, el crecimiento desde entonces en el número de residentes y turistas representa una mayor presión sobre el entorno natural, con efectos nocivos para las aves como «las electrocuciones, la captura accidental en artes de pesca o los efectos del agricultura industrial», apunta Mayol.

Igualmente, la nueva edición cambia algunos de los nombres populares, ahora más conocidos y con una nomenclatura consensuada por aficionados a la ornitología de todas las Islas. Para el autor, «la revisión en profundidad era obligada, si bien la última -la cuarta edición, de 2003-, ya había incorporado algunos de estos cambios».