Vista aérea del yacimiento de Can Blai en Formentera. | Gourguen Davtian Proyecto Pronoia

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Los arqueólogos Jordi H, Fernández Gómez y Ricardo González Villacusa han resuelto después de 45 años el misterio que rodea a la construcción del Castellum romano de Formentera. Nada cuadraba hasta ahora en el yacimiento de Can Blai, que se empezó a excavar en el año 1979.

Las campañas arqueológicas realizadas en dos fases (entre los años 1979-1980 y los años 2013-2016) tenían descolocados a los expertos que no encontraban explicación a la ausencia de materiales arqueológicos en el lugar. No se habían hallado ni restos arquitectónicos que indicaran un derrumbe o su saqueo, ni tan siquiera monedas o utensilios que confirmaran su uso en época romana, salvo un fragmento de cerámica usada como relleno en un muro a principios del siglo IV. Era hasta ahora un fortín fantasma del que solo se conservan los cimientos y algunas hileras de bloques.

Recreación del aspecto que habría tenido el castellum si se hubiera completado su construcción.
Recreación del Castellum si se hubiera finalizado. Autor: homas Terrasse Proyecto Pronoia

A vista de pájaro aparenta ser un castillo en toda regla, de planta cuadrada con 40 metros de largo por lado y cinco torres, cuatro de ellas en sus esquinas y una en la entrada. Existen otros castellum de planta idéntica en varios puntos del imperio romano, dentro y fuera de España. Gracias al estudio de esos otros yacimientos sabemos que este tipo de construcciones funcionaba como fortificaciones para albergar una guarnición de entre 80 y 150 soldados, la unidad más pequeña de las tropas romanas.

González y Fernández recogen ahora en el libro Can Blai. Una antigua fortaleza tardía de Ebusus las conclusiones definitivas sobre la misteriosa fortificación de Formentera. El volumen, de 300 páginas, da por fin un sentido a la historia. ¿Por qué eligieron los romanos a la pequeña de las Islas Baleares, para erigir el castellum en vez de hacerlo en Ibiza? ¿Por qué no se ha hallado ningún material romano en el recinto? La respuesta es contundente: El fortín está situado en la frontera de los territorios controlados por los emperadores Constantino y Majencio enfrentados en una cruenta guerra civil entre el año 306 y el año 312. El rebelde Majencio nunca llegó a completar su construcción porque murió en batalla antes de poder hacerlo. El castellum de Can Blai no es un castillo fantasma sino una obra congelada en el tiempo. Una radiografía visual de la guerra fraticida de Roma.

La portada del libro que desvela el misterio del castellum de Formentera.
Portada de la publicación editada por el Museu Arqueològic d'Eivissa i Formentera.

«Lo más probable es que nunca se acabara de construir. Lo sabemos, no solo por el poco material encontrado, sino por la homogeneidad de la ruina que solo conserva los cimientos y las primeras hiladas pero de forma uniforme», explica Ricardo González. «Lo que nos interesa es que probablemente se construyó en la zona fronteriza de los territorios dominados por el conspirador Majencio contra el emperador Constantino. Magencio acaba muriendo en batalla en el Puente Milvio de Roma en el año 312 y Constantino reunifica el imperio romano. En ese momento el castellum de Formentera deja de estar en zona fronteriza y se abandona su construcción», dice el experto.

Formentera es un caso excepcional entre el resto de Castellum romanos en España. Mientras que los de Barcelona y Málaga se edificaron en zonas dominadas por el emperador Constantino, el de la pequeña de las pitiusas, fue construido por el bando rebelde. «Lo sabemos porque cuando analizamos las monedas que se encuentran en los yacimientos vemos que en la Península el cien por cien son de Constantino, en cambio en Baleares y concretamente en Ibiza el 70 % de monedas que encontramos son de Majencio. Aunque no se han hallado monedas en el yacimiento de Can Blai, la mayor presencia de monedas de Majencio en otros yacimientos de Baleares refuerza la hipótesis de que el Castellum de Can Blai fue una iniciativa de tropas de Majencio. Probablemente se construyó porque Formentera era un punto de control estratégico de las rutas de navegación», relata el arqueólogo.