Rodríguez explica que el origen del libro «está en un grupo de amigos que nos reunimos cada jueves para merendar y básicamente hablamos del Barça y de lengua. Un día comentamos que los jóvenes ya no saben insultar en mallorquín y me animé a recopilar insultos, blasfemias y vocabulario de este tipo. He buscado en fuentes escritas y orales, y calculo que un 70 % de lo recogido corresponde a las primeras y el 30 % restante, a las segundas. Con personas conocidas y desconocidas, me han enviado palabras y frases, o he ido a buscarlas en todas las Islas, no sólo en Mallorca».
A la pregunta de por qué 1.111, Rodríguez responde que «inicialmente, me puse el límite de mil, pero, como tenía material de sobra, decidí dejarlas en 1.111, que es un número espejo y tiene una cierta magia. Todas las palabras y frases, ordenadas por orden alfabético, tienen una definición y señalo su fuente, oral o escrita, y en muchos casos apunto su localización concreta. En realidad, defino 1.110 palabras y frases, y he dejado una sin definición: xupacrostes. En este caso, he decidido hacer un juego con el lector y que sea él quien me haga llegar cuál cree que es su significado. Tengo que reconocer que, en algún caso, he tenido que pedir ayuda para saber qué quería decir realmente».
El autor es consciente de que «es una obra que no tiene límites, no se acaba nunca, y está abierta a nuevas propuestas. Podría hacer una segunda edición ampliada, pues ya hay más de cien palabras y frases que se han quedado fuera, pero bueno, en eso tiene que estar de acuerdo la editora».
El libro está ordenado alfabéticamente, pero Rodríguez tiene claras las temáticas: poder, religión, origen, etnia, sexualidad, progenitores, apariencia, escatología, capacidades físicas, discapacidades mentales, nombres de personas, animales -que sería la más numerosa- y plantas.
Con los nombres de personas, tal vez el insulto más conocido es el de ets més beneit que en Pep Merda, mientras que en cuanto al origen, el más popular podría ser pareixes de Búger. Sobre este último, el autor apunta que «son varias las frases que atribuyen características negativas a un pueblo de origen, como Lloret, Maria, Porreres, Manacor o Sant Joan. Normalmente, estas frases despectivas respecto a un pueblo determinado las podemos escuchar en los municipios vecinos, por aquello de la rivalidad, pero, en el caso de Búger, se ha generalizado en toda la Isla, no se sabe muy bien por qué».
El autor también ha buceado en este tipo de vocablos desde el punto de vista cronológico. Así, localiza insultos que se remontan a la Edad Media: ca, fill de ca, rata, banyut, traïdor, bacallà o cabot. Por contra, alguno de los más modernos sería ser un pink floyd, relacionado con el conocido grupo de rock sinfónico. Sin embargo, Rodríguez reconoce que «este insulto, seguramente, tendrá un límite en el tiempo, pues los más jóvenes ya no conocen a ese grupo. De hecho, es un insulto que ya está decayendo, aunque todavía puede escucharse».
Rodríguez destaca que «todos estos vocablos son muy nuestros. Ya en catalán algunos no tienen mucho sentido, al menos desde su literalidad, por lo que menos sentido tendría traducirlos, por ejemplo, al castellano. Como tales, pertenecen a nuestro ideario colectivo y, aunque literalmente no tengan sentido o sean un tanto absurdos, sabemos perfectamente qué es lo que quieren decir. Aun así, y es un hecho generalizado en todos los idiomas, los insultos y las palabras malsonantes fueron lo primero que aprendieron de nuestra lengua los inmigrantes peninsulares de los años 60 y 70. En cualquier caso, este libro es un divertimento que intenta recuperar una parte de nuestra lengua y abrir un camino más allá de un simple listado, sin animar a nadie a insultar».
La obra fue presentada este martes en sa Quartera, en Inca, y le esperan nueve presentaciones más en Mallorca.
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