El paso de Nostra senyora de l’Esperança i de la Pau cruza las calles de Palma | M. À. Cañellas

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Ni el agotamiento del día anterior tras la procesión del Crist de la Sang; ni tampoco la amenaza meteorológica de un día gris ha podido con la pasión del Viernes Santo y la devoción por la procesión del Sant Enterrament.

El sonido del primer redoble de tambor a las siete de la tarde ha dado la salida de uno de los desfiles más multitudinarios, a la par que solemnes, marcado por el silencio del luto y el dolor por la muerte de Jesucristo.

Las 33 cofradías de Palma se han citado, como cada año, en la plaza de Sant Francesc de donde ha partido el tradicional recorrido siguiendo el orden inverso de antigüedad. Esta edición, sin embargo, con un peculiar reconocimiento.

Y es que si este año han brillado dos cofradías por encima del resto han sido la siempre aplaudida Nuestra Señora de la Esperanza y de la Pau; y la agrupación de penitentes del Sant Crist de l'Agonia que celebran el centenario de su fundación.

Ambos han encabezado este desfile de Viernes Santo y han sido agasajados por la presidenta del Govern, Marga Prohens, quien ha seguido el desfile a su paso por la plaza de Santa Eulària. Prohens le ha depositado a la virgen un ramo de rosas blancas y otro de rosas rojas al Cristo.

Los Tambores de la Sala y la Policía Montada han marcado el paso y el recorrido y, tras las agrupaciones centenarias se ha seguido el orden tradicional, es decir, la joven cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Humildad. El colofón lo pone, como es habitual, la Cruz de Calatrava, organizadora de esta procesión, que data de 1902 y que transporta al Cristo yacente, una talla del siglo XVI.

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El fervor le ha ganado la partida al cansancio de una semana intensa de procesiones y los cerca de 4.500 cofrades desfilan ante un numeroso público en el que no se discierne entre fieles y turistas.

Como novedad en el Sant Enterrament de este 2024, la cofradía de La Salle ha estrenado un nuevo paso de la virgen a costal. La nota triste, sin embargo, la deja la cofradía de las Angustias que ha tenido que salir sin su paso, pues horas antes han descubierto un fallo en la estructura por el que han considerado que no podían salir con todas las garantías.

El recorrido sigue fiel al de todos los Viernes Santos: de la plaza de Sant Francesc a Santa Eulària; calle Cadena, Colom Bosseria, Galera, Corderia, plaza de sa Quartera, Esparteria, plaza del Mercadal, Ferreria, Porta de Sant Antoni y entrada a la iglesia dels Socors.

Pese a ser más corta que la del Jueves Santo, la procesión de este viernes no es menos dura. Por suerte en los últimos años ha habido un relevo generacional en las cofradías que ha ido permitiendo el cambio de costaleros. Como se recordará en 2021, la agrupación de las Angustias tuvo que retirarse antes de finalizar el recorrido, entre llantos, por agotamiento.

La del Sant Enterrament es la procesión que representa la muerte y el entierro de Jesucristo, antes de su resurrección el Domingo, de ahí la solemnidad que la acompaña y pone el colofón de una intensa semana de penitencia.

Ceremonia

Pasada la medianoche la cofradía de la Cruz de la Calatrava entra en una silenciosa y emocionada iglesia dels Socors y deposita su talla en la urna que preside el templo, en uno de los momentos clave de la Semana Santa palmesana.