La economía va muy bien, pero muchos ciudadanos aseguran que viven peor, ¿es cierto? | Julián Aguirre

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Baleares tiene menos parados y más afiliados a la Seguridad que nunca en un mes de abril. Se crean 40 empresas al día de media en las Islas. Récords de turistas antes del inicio de la temporada. Estas son algunos de los titulares que se han publicado recientemente. Sin embargo, también se ha informado sobre los problemas de los baleares para acceder a un hogar, con cifras tan escalofriantes como estas: El precio de la vivienda ha subido casi un 200 % en la última década en Baleares y los sueldos un 23 %. O testimonios tan duros como este: «Nadie quiere venir a trabajar a Baleares por el alto nivel de vida». Por tanto, se puede afirmar que la economía va como un cohete, pero ¿los baleares viven mejor?

Ultima Hora ha pedido opinión sobre este asunto a varios expertos en la materia. La directora general d'Economía del Govern, Catalina Barceló, expone que los ingresos que las ciudadanos han obtenido de su trabajo han aumentado un 13 %, pasando de 18.787 euros en 2019, a 16.867 euros en 2020, a 18.576 euros en 2021 y a 21.143 euros en 2022. Por el contrario, «hemos observado que los precios desde 2019 se han incrementado un 15,7 %». Añade que «otro de los factores que restan poder adquisitivo son las tasas de interés, ya que aumentan los costes de endeudamiento y, por tanto, afectan directamente a la capacidad de ahorro. El recorrido del Euribor ha sido creciente desde 2019». Barceló sostiene «desde 2019 el esfuerzo que se ha hecho para incrementar los ingresos medios no ha llegado a compensar la inflación ni la subida de tipos de interés, de ahí que se manifieste en una menor capacidad de «nivel de vida» de la población».

La presidenta de la CAEB, Carmen Planas, expone que «la economía balear se ha recuperado lentamente de la caída de la pandemia (no cerró todo el agujero hasta finales de 2023), creciendo a un ritmo inusualmente alto los últimos años porque también fue la que más cayó durante la COVID. No obstante, esta fase de crecimiento sostenido sigue adoleciendo de un grave problema de productividad. El ejercicio 2023 cerró con el PIB en el 4 %, mientras la ocupación subió un 4,6 %; es decir, necesitamos más trabajadores para mantener el ritmo de actividad económica».

A su modo de ver, «esto explica la pérdida de calidad de vida señalada recientemente porque estamos perdiendo posiciones en el ranking europeo de renta per cápita: hemos pasado de estar un 23 % por encima de la media europea de renta per cápita en 2000, a un 10 % por debajo en 2022. Este retroceso se debe a múltiples factores que, obviamente, están afectando a la población local; que no olvidemos que ha crecido un 40 % en 20 años, y que sufre problemas comunes a otros muchos destinos y gran parte de España como son el acceso a la vivienda, dificultades de movilidad (colapsos viarios), un deficiente transporte público, infraestructuras obsoletas (depuradoras...), etc. La presidenta de la patronal matiza que todo esto sucede, pese a que «los salarios han crecido por encima de la inflación, especialmente en el convenio de hostelería, que es el más importante de Baleares».

Pau A. Monserrat, miembro del CES, profesor de la UIB y economista de Futur Legal, asegura que los baleares viven peor, pese a que la economía va mejor porque está «basada en el turismo masivo: las grandes cadenas hoteleras consiguen generar importantes beneficios, pero el modelo de negocio redistribuye mal». A su modo de ver, las empresas turísticas pagan los impuestos que les corresponden y «buena parte de la riqueza generada se reparte adecuadamente. Otra cosa es que revierta más o menos en los ciudadanos de las Islas, vía servicios públicos y demás». Sin embargo, puntualiza que «el problema de redistribución de la renta está en los autónomos, que facturan a las grandes empresas turísticas, cuyo poder de negociación es limitado y, por tanto, han de ajustar el importe de sus facturas. En el caso de los empleados, supone una remuneración relativamente baja al no exigirse una formación elevada en muchos de los puestos que cubren».

Monserrat añade que «el problema de la vivienda y la inflación reducen aún más el poder adquisitivo de autónomos y empleados. Esto ha provocado que, por mucho que se hayan pactado aumentos relevantes del sueldo nominal en los convenios colectivos, los costes que han de sufragar para vivir en la Isla se han incrementado más. El resultado es que se gana menos en términos reales».

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Desde la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM) discrepan totalmente. «Protegemos el poder adquisitivo del sector turístico y avanzamos en cuestiones de salud laboral. Los casi 130.000 trabajadores adscritos al convenio de hostelería de Baleares se han beneficiado de las subidas sectoriales más altas. En los últimos 10 años han percibido incrementos del 29,9 %; el doble del IPC, que ha sido 15,4 %». Las citadas fuentes recuerdan que «la redistribución de la riqueza fue, precisamente, el principal argumento de los que justificaban el alquiler turístico. En los últimos 10 años en Mallorca, las plazas de alquiler turístico legal han crecido un 204 % y del hotelero un 7 %. Esto ha supuesto quitar mucha vivienda del mercado, a lo que hay que añadir que se ha creado un problema de intensificación del uso turístico en el residencial».

En este punto, exponen que «estos problemas no los hemos creado nosotros, nosotros los sufrimos como ciudadanos y nos generan problemas como empresarios. No hay vivienda para nuestros trabajadores y, muy probablemente para nuestros hijos, pero tampoco para los sanitarios, jueces, profesores, cuerpos de seguridad... Estamos ante un problema estructural muy serio, junto al de la movilidad, que nos hacer perder competitividad». Los hoteleros reivindican su papel en los buenos datos de empleo y resaltan que «8 de cada 10 puestos de trabajo de Baleares se apoyan en el turismo».

Por el contrario, el secretario general CCOO Illes Balears, José Luis García, asegura que «el modelo económico que tenemos en las Islas, basado principalmente en el turismo de masas: intensivo en mano de obra, con poco valor añadido y generador de desigualdades y precariedad». Además, denuncia que «la estacionalidad provoca una disminución importante del salario anual de los trabajadores, lo que supone una dificultad para afrontar los gastos de primera necesidad».

La portavoz de la gestora de UGT Illes Balears, Xisca Garí, también considera que ha empeorado la calidad de vida de los residentes en las Islas. «Tenemos un nuevo récord de pleno empleo, pero las familias viven mal porque les ahogan los precios de la vivienda y su escasez. Además, tienen largas jornadas laborales y sobrecarga de trabajo. Hay personas trabajando 12 horas diarias que no pueden pagar el alquiler o afrontar gastos imprevistos. Esta combinación de factores afecta a su salud física y mental. La bonanza económica no se traduce en mayor bienestar familiar ni social».

Por el contrario, Luis García Langa, director de Mercados de SDC Analistas, matiza que «es relativo que los baleares vivan peor. Los datos macro marcan un buen crecimiento económico en Baleares, la inflación es sólida, por lo tanto, las familias pueden comprar; los precios inmobiliarios tampoco acaban de frenarse, por lo que se vende. Es cierto que hay un impacto de consumo extranjero, pero todavía es pequeño. De hecho, los últimos datos marcan una caída de la inversión extranjera en la Isla». No obstante, reconoce que hay dos problemas: uno de vivienda y otro de salarios. En relación al último, admite que «la renta per cápita de los baleares no es alta comparada con el resto. El problema es bastante de base y de difícil arreglo: tenemos una economía basada en los servicios y, por lo tanto, hay mucho trabajador poco cualificado con salarios bajos».

Por su parte, Pep Ignasi Aguiló, economista y profesor de la UIB, sostiene que el conjunto de la economía crece, mientras que la renta per cápita disminuye, motivada por el estancamiento de la productividad. Si la generación anterior de baleares estaba en el podio español en renta por habitante, ahora ocupa el puesto doce, y eso que la economía española también está en descenso. La disminución de los efectivos y del dinamismo innovador de la clase media está en el origen de esta trayectoria».