Algunas de las mamás afectadas por el trato que reciben por parte de la TIB, sobre todo en las líneas 104 y 105.

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Valeria Inda Pérez, que padece una discapacidad, vive en Magaluf y es madre de dos niñas de 8 años y 21 meses. Al igual que a otras madres de la zona, no le queda más remedio que usar el autobús de la empresa de Transports de les Illes Balears (TIB) para desplazarse de un lugar a otro, además    de ir a hacer la compra. Pero resulta que Valeria, y un grupo de madres más, tienen problemas con el autobús. O más concretamente, con las líneas 104 y 105 de la citada compañía. Y como tienen problemas, quince de ellas han decido crear un grupo de WhatsApp llamado ‘Denunciamos al TIB’, en el que cuentan lo que les pasa cuando se suben, así como el trato que reciben.

La odisea

Así que localizamos a Valeria para que nos cuente, cosa que hace sin problemas. «En dichos autobuses -nos dice-, nos obligan a subir con el cochecito en el que llevamos al niño y la bolsa de la compra plegado, lo que significa sacar del cochecito la bolsa que llevamos doblada, debajo de él, plegarlo y coger al niño en brazos. Y una vez dentro del autobús, con el crío, la bolsa y el cochecito, ves que echa a rodar sin darte tiempo a buscar un asiento, o alcanzar la zona acotada para personas como nosotras, asientos que hemos visto que tiene el bus 123. Entonces no nos queda más remedio que quedarnos de pie, sin apenas podernos agarrar a algo pues las manos, entre que están aguantando al niño, la bolsa y el carrito, las tenemos ocupadas a la espera de que alguien, viendo nuestro estado, se levante y nos ceda el sitio, cosa que no siempre ocurre. Sin embargo, en el autobús sí vemos a extranjeros con el carrito sin cerrar, y lleno de cosas, sin que el conductor les llame la atención». Ante esta situación, «y como también los taxis, al vernos con carrito, cesta de la compra y niño, no se paran siempre, no me queda más remedio que echar mano de las bicicletas. Mi hijo menor en una y yo, con el otro y la cesta de la compra, en otra. Cosa que es una solución, aunque no exenta de riesgo, pues mientras conduzco he de estar pendiente de los niños: del que llevo yo, del que va delante de mí montado en su bicicleta y de los coches que vienen de frente o que me adelantan».

No son escuchadas

Valeria nos cuenta que en una ocasión llamó por teléfono a unos de los responsables de la TIB quejándose del problema. «Su respuesta -dice- fue quelo siento mucho’. Nos dijo también que, como solución, rellenáramos unos papeles antes de subir al bus... Sí, unas hojas de reclamación. ¿Se imagina? Una escribiendo en esas hojas, el bus parado y el chófer metiéndonos prisa... Por eso uso la bici, que no es la solución, ya que esta sería señalizar en el bus una zona para las personas que llevamos cochecito para el niño como, pese a que diga lo contrario dicho responsable de la compañía, existe en otros buses, y si no que se suba en el 123. También pedimos mas empatía de algunos chóferes hacia nosotras». Pues bien, ese problema no solo lo tiene Valeria, sino muchas mamás de la zona. Y lo peor, que cuando se quejan a la compañía, no son escuchadas, «de lo contrario, estaría resuelto. Además -insiste, mostrándonos un vídeo-, ¿por qué dejan subir a los turistas con carritos cargados sin obligarles a que los vacíen y los cierren, como a nosotras?». Pues ahí lo dejamos.

Los que van a Niza

Los días 8 y 9 de junio, en Niza, se disputarán los campeonatos del mundo de Hyrox, categoría profesional. Se trata, como ya os conté hace unas semanas, de una de las competiciones más duras que hay en el mundo. De MegaSport van seis atletas: Enrique Ramis (categoría de + de 40 años),    Raquel Sánchez (+ de 45), Bárbara Amengual (+25), Lucas Perelló y Fernando Martorell (+ de 30) y Javi García (+ de 50), compitiendo cada uno de ellos de acuerdo a la edad que tiene. En total, son ocho las pruebas que han de hacer, todas ellas con un kilómetro de carrera al final. Las pruebas son las siguientes: la primera, un kilómetro de sky, que se hace con una máquina especial. La segunda, tirar    de un trineo cargado con pesas, entre 75 y 175 kilos -depende de la categoría- durante cincuenta metros. La tercera,  tirar de una cuerda atada al trineo cargado con pesos entre 50 y 125 kilos. Cuarta, Burpees, que es tirarse al suelo dejando que el cuerpo toque con este, incorporarse, dar un salto y volver a tirarse al suelo. Eso se ha de hacer a lo largo de un recorrido de 80 metros. Quinta, sentarse en la máquina de remo y remar durante un kilómetro. Sexta, caminar 200 metros con una pesa de 16 o 30 kilos en cada mano. Séptima, caminar 100 metros llevando en la espalda un saco que pesa, dependiendo del sexo y categoría, 10 o 30 kilos., y a cada paso que das, has de tocar con la rodilla en el suelo. Y octava, lanzamiento de un balón medicinal, de entre 4 y 9 kilos, contra una diana que estará a tres metros del suelo. Eso significa para el que hace la prueba recorre ocho kilómetros, siendo la duración de la misma entre hora y hora y media. Lo dicho: una de las pruebas más duras tanto que, finalizada la misma, menos cuesta comprarle un traje al atleta que invitarle a comer.