Felio Bauzá y César García Rullán, abogados y ex alumnos, en la manifestación del miércoles en Montesión. | Jaume Morey

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Algunos de los diez veteranos jesuitas que serán traslados a la Península «por motivos de salud» están meditando salir de la Compañía de Jesús y convertirse en sacerdotes diocesanos, con lo cual podrían seguir residiendo en Mallorca y vinculados con la vida apostólica. Los religiosos no quieren dejar el colegio y marcharse «para siempre», pero han jurado voto de obediencia y no pueden negarse.

Este pasado jueves llegó a Palma el jefe Provincial de la Compañía de Jesús, Enric Puigrós, para comunicar personalmente, uno por uno, a cada jesuita cómo será su traslado y a qué lugar de España serán enviados. Fuentes de los jesuitas informaron que un retraso en el vuelo modificó la agenda de Puigrós, que tenía previsto entrevistarse en primer lugar con Manolo Fortuny, uno de los jesuitas que serán ‘desterrados', y después iba a reunirse con el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull.

La cita era en el Palacio Episcopal, pero las fuentes consultadas añadieron que no se pudo celebrar debido al retraso aéreo. Por la tarde, sin embargo, Puigrós se reunió con algunos de los afectados, para explicarles la hoja de ruta. Los diez jesuitas, algunos de ellos de edad muy avanzada pero que siguen prestando un servicio a la Compañía de Jesús, están «destrozados» tras la noticia de que el 16 de septiembre deberán salir de Mallorca.

«Muchos de ellos son de aquí y otros llevan toda la vida en la Isla. Lo consideran una crueldad tremenda, pero no pueden negarse oficialmente a la medida», contó el miércoles, durante la concurrida manifestación de exalumnos, uno de los antiguos estudiantes, que está en contacto permanente con los religiosos.

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Ahora, el asunto ha dado un vuelco ante la posibilidad de que algunos de los religiosos salgan de la Compañía de Jesús. De esta forma, continuarían en Palma y podrían ser cuidados en una residencia próxima al Obispado.

La noticia ha trascendido tras la multitudinaria manifestación del miércoles frente a la iglesia y el colegio de Montesión, organizada por los antiguos alumnos y a la que acudieron unas 300 personas, entre ellos conocidos profesionales de la Isla.

La concentración, que contaba con el visto bueno de la Delegación de Gobierno, comenzó a las ocho de la tarde y el presidente de los exalumnos, César García Rullán, acompañado del abogado Felio Bauzá, dirigió unas palabras a los presentes: «Gracias por apoyar de esta forma a nuestro colegio del alma, la respuesta ha sido masiva y estamos muy satisfechos. Pero hay que decir que el patrimonio de este colegio es de todos, y por eso estamos aquí para defenderlo».

«Hace una semana nos enteramos por un comunicado de prensa que la comunidad de jesuitas se cierra. No sabemos a dónde los mandan, aunque seguro que es a la Península. Imaginaos qué pasaría a cualquiera de nosotros si nos hacen algo parecido. Además, queremos denunciar el oscurantismo en toda esta historia. Lo que iba a ser un centro de jesuitas ahora se cede todo 70 años ¿a cambio de qué?», se preguntó, en referencia al acuerdo entre el empresario Víctor Madera y los jesuitas por la ‘manzana de Montesión', un edificio de un valor histórico, patrimonial y económico enorme.

También han denunciado el uso «residencial» que le pueden dar los explotadores del futuro negocio. Además, denunciaron que ya se ha cerrado el acuerdo para trasladar los restos de San Alonso a la Catedral, tal y como adelantó este periódico la semana pasada, y dudaron que regresen a Montesión a los tres años, tal y como está previsto: «¿Si no hay iglesia ni hay nada a dónde volverá?».