Imagen del acto. | Teresa Ayuga

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El polideportivo Germans Escalas, en Palma, ha sido este domingo escenario de uno de los rituales más importantes para la comunidad musulmana, el Eid al-Adha, conocida como la Fiesta del Sacrificio o Fiesta del Cordero. Cientos de personas se concentraron desde las siete de la mañana en uno de los campos de fútbol para llevar a cabo el tradicional rezo colectivo, que este año han dedicado sus oraciones a la población de Palestina.

El Eid al-Adha es una celebración que conmemora un evento muy importante de esta religión. La fiesta honra al profeta Abraham y su disposición a sacrificar a su hijo Ismael como prueba de su fe inquebrantable en Dios. Así, durante cuatro días, los musulmanes se unen para llevar a cabo distintos rituales en familia y, por otra parte, para reflexionar sobre los valores religiosos.

Este año, la comunidad musulmana de Balears extiende una cordial invitación a los vecinos de las barriadas, amigos y compañeros a esta festividad. «Es una oportunidad para conocernos mejor, compartir y fomentar la concordia y la convivencia entre todos los ciudadanos», han dstacado desde la entidad Lliga Musulmana de Balears.

Además de los rezos multitudinario en Germans Escalas, se han realizado otros en distintos pueblos de la Isla, en espacios abiertos, siguiendo con el sacrificio de corderos, como es habitual. Durante el mediodía, las familias comerán los productos típicos de esta fiesta tan significativa.

Una vez ha finalizado el rezo colectivo, en el que todas las familias –separados por sexo– se han colocado orientados hacia La Meca, el imán religioso ha ofrecido en la instalación deportiva un discurso en el que abordó los principios fundamentales del Islam.

La mayoría de las personas ha acudido con las túnicas tradicionales para este tipo de festividad. Otros, en cambio, han optado por ropa de calle, a pesar de que ayer sábado la gran mayoría no trabajaba.

La generosidad y la caridad son aspectos que en días como el de ayer cogen especial protagonismo, sobre todo a la hora de la comida, que comparten la carne del cordero sacrificado. Un acto que fortalece los lazos de la comunidad y es una práctica de la solidaridad.