Joseph Firth, en un momento de la entrevista. | Teresa Ayuga

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Joseph Firth es uno de los investigadores de la salud mental más prestigiosos del mundo, y uno de los organizadores este congreso internacional. Doctor en Psicología por la Universidad de Mánchester, y miembro honorario de la Western Sydney University, de Australia, su investigación se centra, principalmente, en el uso de tecnologías digitales y su impacto con la salud mental. Estos días, participa en la Finca Sa Bassa Rotja, Porreres, en el congreso interno LifePsych 24, organizado por la doctora en Neurociencia Nazareth Castellanos.

¿Qué temas tratará en esta conferencia internacional en Mallorca?
—El objetivo principal de la conferencia de Mallorca es reunir a expertos internacionales del campo de la «medicina del estilo de vida» para la salud mental, y explorar cómo aspectos como la actividad física, la nutrición, las intervenciones sobre el sueño y la atención plena pueden presentar nuevas soluciones para la prevención y el tratamiento de las enfermedades mentales.

En España, 1 de cada 4 menores sufre problemas de salud mental. ¿Cómo valora este dato con el resto de países?
—Las cifras exactas varían de un país a otro y a lo largo del tiempo. Sin embargo, es justo decir que la cifra es demasiado alta en la mayoría de los lugares en este momento. Está claro que ha llegado el momento de que los gobiernos sean más proactivos a la hora de desarrollar y aplicar nuevos enfoques para hacer frente a esta crisis moderna. Nuestra oportunidad de «invertir el problema de la salud mental» puede depender, en última instancia, de que se dediquen recursos suficientes a los servicios de salud mental y asistencia social para lograrlo.

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Usted centra su investigación en el uso de las tecnologías digitales y su relación con la salud mental. ¿Qué conclusiones destaca?
—Nuestra investigación ha puesto de manifiesto el arma de doble filo que supone el mundo online para la salud mental. Por un lado, Internet ha presentado nuevas amenazas para la salud mental de los jóvenes, que aún no se comprenden bien. Por otro lado, las tecnologías digitales presentan un sinfín de métodos potencialmente escalables y rentables para diagnosticar, seguir e incluso tratar enfermedades mentales a distancia, de formas que antes eran imposibles. Además, el mundo en línea puede proporcionar mucha información y apoyo social a las personas que padecen enfermedades mentales. Por lo tanto, nuestra investigación en curso tiene como objetivo descubrir la mejor manera de aprovechar los beneficios de las tecnologías digitales, evitando al mismo tiempo los inconvenientes, para promover una buena salud mental en los jóvenes.

¿Qué beneficios tiene el campo de la actividad física en la salud mental?
—En la actualidad existen numerosas pruebas convincentes que demuestran que la actividad física no sólo puede ser beneficiosa para tratar a las personas con depresión, ansiedad y otros trastornos mentales, sino que también parece ser capaz de reducir el riesgo de que aparezcan enfermedades mentales en primer lugar. Sin embargo, por desgracia, la sociedad se ha vuelto cada vez más sedentaria, y para las personas con enfermedades mentales puede resultar aún más difícil hacer ejercicio con regularidad. Por lo tanto, la principal necesidad ahora es averiguar cómo cosas como la actividad física pueden integrarse en la asistencia sanitaria mental y en la sociedad, de manera que sean rentables, agradables y sostenibles para las poblaciones destinatarias.

¿Por qué ahora están aumentando los trastornos de salud mental y no hace 20 años?
—No existe una única razón para el aumento de los trastornos mentales observado en todo el mundo en los últimos años. El empeoramiento de las disparidades sociales, el impacto de Internet, los cambios en el estilo de vida y la propagación del miedo y la negatividad por parte de los medios de comunicación se han señalado como posibles causas. Además, el notable cambio en la forma de diagnosticar y debatir la salud mental en la sociedad también puede aumentar las tasas de enfermedad registradas. Lo más probable es que se deba a una combinación de causas complejas, y que el impacto de cada factor difiera de una persona a otra. No obstante, la investigación avanza a buen ritmo, ya que seguimos obteniendo nuevas pruebas y conocimientos sobre posibles soluciones. Para empezar, abordar las desigualdades sociales, garantizar el acceso a la atención sanitaria, promover estilos de vida saludables y reducir la estigmatización se perfilan como métodos prometedores para reducir las tasas y el impacto de las enfermedades mentales a escala poblacional.