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Muchas iglesias tienen criptas, entendidas como lugares subterráneos donde se enterraba a los miembros de una determinada comunidad religiosa. Una iglesia muy conocida en Palma, Sant Francesc, oculta bajo el altar y su retablo una cripta desconocida.

El superior de los franciscanos, Nicolau Sastre, y los docentes Antoni Ortega y Antoni Vilallonga nos enseñan la cripta de Sant Francesc, cuyo final de obra está datado en el techo de este espacio subterráneo: 13 de junio de 1736, hace ahora exactamente 288 años. Para acceder a ella, hay que retirar la gran alfombra situada frente al altar, levantar unas compuertas y bajar por unas amplias escaleras que conducen a un espacio de dimensiones considerables y realmente sorprendente, y en el que se encuentran un altar, dos respiradores laterales y dos accesos, también laterales, que están cegados.

Ortega explica que «no sabemos si había un espacio anterior a esta cripta. Suponemos que, cuando se construyó, la intención era que los frailes franciscanos fuesen enterrados aquí y, de hecho, hay un osario y un cofre con restos humanos, todos ellos anónimos. En épocas más antiguas, los franciscanos eran enterrados a la entrada de sus iglesias. Era un gesto de humildad franciscana, para que los fieles pisaran su espacio mortuorio. Algunos recuerdan obras en la actual Plaça de Sant Francesc en las que han aparecido huesos humanos».

La cripta de Sant Francesc no sólo ofrece la singularidad de ser un espacio sorprendente y desconocido, sino que tiene una historia particular. Ortega señala que «el obispo Pere Campins, que ejerció como tal entre 1898 y 1915, quiso que esta cripta fuese el sepulcro de Ramon Llull, que, como muchos sabrán, está enterrado en un lateral de la iglesia desde el siglo XV. Campins puso un especial interés en enraizar la Ia Iglesia de Mallorca en la lengua y la cultura de la Isla. Promovió diversas restauraciones como la del Santuari de Lluc e impulsó la intervención de Antoni Gaudí en la Seu. Campins era muy lulista y, en línea con las actuaciones descritas, quiso que la cripta de Sant Francesc albergase, rodeado de una dignidad acorde con su persona y obra, el sepulcro de Ramon Llull. Campins falleció en 1915 sin que su deseo se llevara a cabo. Los obispos posteriores no mostraron interés por esta iniciativa, si bien hay que tener en cuenta que una actuación así suponía un notable coste económico».

Una leyenda cuenta que Llull estaba enterrado en otra ubicación de la iglesia y que el templo sufrió un incendio. Hubo grandes desperfectos, pero el sarcófago de Llull quedó intacto. Ante este hecho (¿milagroso?), los Jurats de Mallorca decidieron que el escritor, filósofo y místico mallorquín de fama mundial debía tener una tumba en condiciones y, en la segunda mitad del siglo XV, se decidió la ubicación actual con un sepulcro de alabastro.

La tumba de Llull, situada en vertical, cuenta con siete hornacinas que debían ocupar otras tantas estatuas alegóricas de las artes liberales: Gramática, Retórica, Lógica, Geometría, Aritmética, Música y Astronomía. Ortega comenta que «no sabemos si fue por falta de presupuesto, pero las hornacinas permanecen vacías. Bajo el cuerpo del místico, se encuentran tres escudos: el luliano, el de la Ciutat de de Mallorca y el de los Reyes Católicos antes de la conquista de Granada. En la parte inferior de todo el conjunto, aparecen las típicas estatuas góticas que representan monstruos y criaturas grotescas».

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La ubicación del cuerpo de Llull (fallecido en 1316) en esta iglesia tiene su explicación en que los franciscanos reivindicaron la vinculación del filósofo con esta orden, evitando así la intención inicial de enterrarlo en la vecina iglesia de Santa Eulàlia, donde descansaban los restos de sus padres y otros familiares.

El sepulcro de Llull es obra de Francesc Sagrera, quien lo esculpió en 1487. En el conjunto funerario aparece la estatua yacente del beato junto a dos ángeles.

El resto del conjunto morturio y su estructura arquitectónica están construidos, principalmente, en piedra de Santanyí. Precisamente, en esta piedra fueron descubiertas en 2017 zonas de policromía, básicamente de color rojizo, en las pilastras y en otros elementos decorativos.

Esta intervención descubrió que el conjunto funerario había sido recubierto con una pátina gris artificial que había afectado a la policromía original.

Junto a la iglesia, el Col·legi Sant Francesc también ofrece espacios desconocidos, pero con interés histórico. Son igualmente espacios subterráneos. El centro educativo que todos conocemos es de mediados del siglo XX, pero el recinto del convento se remonta al siglo XIII. En ese mundo subterráneo encontramos dos elementos interesantes, uno antiguo y otro moderno: el aljibe, situado bajo el claustro, y el refugio antiaéreo. Ambos comparten un acceso un tanto oculto.

El aljibe está hoy totalmente vacío y en el fondo sólo se observan algunos escombros y residuos. Por su parte, durante la Guerra Civil, se habilitaron en Palma unos 130 refugios antiaéreos públicos y más 600 particulares. En Sant Francesc se aprovechó el acceso subterráneo al aljibe para, justo en mitad del pasillo que lleva al depósito, abrir una nueva galería perpendicular a la derecha para que sirviera de refugio antiaéreo.

El apunte

La larga, intensa y prolífica vida del Doctor Il·luminat en una época oscura

Se tiene constancia documental de la existencia de la familia Llull en Mallorca en el Llibre del Repartiment, de Jaume I (1229). Parece ser que la familia procedía de Barcelona. Nacido en 1232 en Ciutat, Ramon Llull tuvo, para la época, una larga e intensa vida (murió a los 84 años), llena de viajes, venturas y desventuras, y durante la cual desarrolló una prolífica y descomunal obra filosófica, teológica, lógica, científica, religiosa, devocional, pedagógica, ética y moral.