Viviendas de protección pública, reformas de plazas, bibliotecas públicas o ermitas reconvertidas son una muestra de las tendencias que se ven en España y que, a modo de retablos, se desgranan en esta exposición. María González, Juanjo López de la Cruz y Ángel Martínez son los comisarios de esta muestra itinerante y advierten de los «cinco horizontes» en los que se mueve la arquitectura actual: proyectos en el espacio público, la búsqueda del material sostenible no solo por estética sino con un objetivo medioambiental y cultural, la presencia de pequeños proyectos, la búsqueda de las raíces locales frente a la globalización y nuevas formas de entender los espacios, como podría ser el Bosque Urbano del Canódromo, en Palma. De hecho, este proyecto quedó entre los 125 finalistas de un total de más de 600 proyectos que se presentaron a la convocatoria nacional.
«Estas 20 obras representan 20 formas de trabajar en España», señala Gonzalez. Destaca la importante presencia balear en la exposición, todos dedicados a la construcción de vivienda pública. 24 Viviendas de protección pública en Platja d'en Bossa, de 08014 arquitectura, Raw Rooms (Casas de Tierra), de Peris + Toral, y Viviendas Sociales en Ibiza (Ripoll-Tizón), están entre los 20 finalistas. Y además son promociones públicas en Eivissa, epicentro del sangrante panorama inmobiliario. «Es paradójico pero sirve para analizar el momento en el que estamos. En Sevilla [de donde son originarios estos tres arquitectos] también hay una gran presión inmobiliaria y hay una vpo de altísima calidad», advirtió López de la Cruz.
«La muestra busca la ejemplaridad, para que tanto la gente que hace arquitectura como el curioso comprendan que hay otras maneras de hacer ciudad y paisaje. Es un caballo de Troya», afirmó Martínez. Y se trata de un compendio de tendencias que ya cala en las nuevas generaciones de arquitectos, que observan los problemas por los que atraviesa Mallorca pero también el resto del país.
«En la XVI Bienal también se han premiado ensayos que investigan sobre los riders y las cocinas fantasma o los efectos del alquiler turístico en la ciudad», advierte González. Un crisol de las tendencias que se está cociendo en las ciudades españolas y «punta de lanza de proyectos reales que influirán en los futuros arquitectos».
Los tres arquitectos están atentos a los problemas de vivienda por los que atraviesa Mallorca y las movilizaciones por los altos precios y la saturación turística. «Son movimientos que también se están empezando a vivir en Sevilla», advierten. De hecho, su gremio se encarga de buscar soluciones habitables, aunque no es fácil, para una población cada vez más empobrecida y arrinconada por los altos precios. «Lo vivimos con un punto de frustración. En la arquitectura se ha estudiado mucho el vaciado del tejido urbano, cómo se están echando a los vecinos», advierte De la Cruz, que lamenta que la turistificación «tiene efectos muy nocivos en la ciudad y luego es muy difícil recuperarla».
González, por su parte, señala que «me sorprende que no hayan leyes que equilibren los diferentes tipos de población. Venimos de un momento de gran debilidad de un sector empobrecido y los ayuntamientos han hecho sus propias leyes que favorecen estas actuaciones. De hecho, en Sevilla son más exigentes con las vpos que con las viviendas turísticas, así que los promotores saben qué les sale a cuenta». De la Cruz dice que los arquitectos tienen «la obligación moral» de buscar soluciones a la vivienda: «Los colegios profesionales son los que tienen más repercusión pública».
Mallorca y Palma protagonizan una gran presión inmobiliaria sumada al incremento de la población. En opinión de los tres arquitectos, «es posible construir en altura e incluso en el subsuelo, pero hay que reflexionar sobre cómo se ocupa el territorio. Si crece se carga aún más la sanidad, la limpieza, los servicios sociales... Es posible que haya que regular o igual reducir la población».
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