Imagen de archivo de una inyección ante un paciente. | Vincent Hazat

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Once personas fallecieron el año pasado a través de la muerte asistida en Baleares. En 2023 se presentaron 43 solicitantes y se aprobaron y cerraron 37 de los expedientes, el resto fue denegado. Entre el 1 de enero y el 31 de diciembre se llevaron a cabo 11 prestaciones, mientras que en los dos años anteriores han sido 6, respectivamente.

La Ley Orgánica 3/2021 de Regulación de la Prestación de Ayuda para Morir se aprobó en marzo de 2021 y todas las comunidades iniciaron su aplicación. La eutanasia es un derecho adquirido en Baleares desde junio de aquel año y su demanda se ha incrementado considerablemente desde entonces. Si bien en el segundo semestre de 2021 se realizaron 6 de las 9 solicitudes; en 2022 fueron otras 6 de 25 y ya el año pasado alcanzaron 11 de 37.

Hay que destacar que de los 37 casos, 14 fallecieron durante el procedimiento con una media de 19 días entre la primera solicitud y su muerte.

Por otra parte hubo cuatro revocaciones, esto es personas que una vez realizada la primera petición o ya con los informes favorables de la comisión de Garantía y Evaluación se han echado atrás.

Espera media

Y es que el plazo medio de espera para una eutanasia desde la primera solicitud hasta que se realiza la prestación es de 60 días, dos meses, aunque hay que tener en cuenta que pueden solicitarse aplazamientos. En realidad, las fechas se pactan con las personas solicitantes y sus familias.

De las once personas que pidieron una muerte asistida, seis fallecieron en su domicilio (y en este caso se incluyen las residencias de la tercera edad), y otras cinco lo hicieron en un hospital. Las patologías o problemas de salud de las personas que solicitaron y recibieron la eutanasia el año pasado fueron mayoritariamente neurológicas y oncológicas.

En ese mismo periodo, la Comisión de Garantía y Evaluación de la Prestación recibió cuatro reclamaciones, todas ellas por informes desfavorables. Por otra parte, había pendiente del año 2022, una sentencia de reclamación por parte de los juzgados de lo contencioso-administrativo, que finalmente dio la razón a la comisión.

Donación de órganos

Dos de las once personas que recibieron la eutanasia el año pasado fueron donantes de órganos en lo que se considera un ejercicio de generosidad por parte del solicitante y de sus familias.

Los miembros de la comisión destacan que a medida que se ha ido implantando y consolidando este programa las circunstancias de los casos se han vuelto más complicadas surgiendo situaciones que requieren de alternativas que la ley no prevé. Esto es, por ejemplo, que haya más de una solicitud formulada por la misma personas, pedir el aplazamiento del proceso cuando éste ya está en marcha o que la personas fallezca mientras se produce este aplazamiento.

Por otra parte, se destaca el papel de las enfermeras y el resto de profesionales que intervienen en la prestación que da apoyo a la necesidad de información y acompañamiento. Se habla de calidad y respeto por parte de los intervinientes que incluyen también a los equipos de apoyo.

Punto de vista

Formación y apoyo emocional

Durante el año pasado el IB-Salut continuó realizando sesiones formativas a los profesionales de los centros que así lo solicitaron y realizó sesiones de apoyo emocional a quienes participaron de manera directa en las prestaciones realizadas. Por otra parte, los miembros de la comisión siguen realizando debates para llegar a consensos en la mejora de transmitir el lenguaje jurídico de la ley.