Los pasajeros tratan de conservar la paciencia pero los retrasos se van acumulando y las colas tardan horas en disolverse | Miquel Àngel Cañellas

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El impacto del fallo informático de Microsoft ha sido mundial, monumental, gigantesco; un caos inesperado que ha revuelto el mundo en cuestión de minutos afectando sobre todo a las comunidades con más movimientos aeroportuarios, como en el caso de Baleares; una comunidad que, a pesar de la confusión sobrevenida en la terminal al saltar la noticia, poco a poco va recuperándose de la incidencia informática mundial con la que nadie contaba un 19 de julio en el que sólo era protagonista la ola de calor.

Aena acaba de informar, vía X, que restablece sus principales sistemas y que las aerolíneas trabajan a marchas forzadas para ajustar su operativa y restablecer sus procesos; aunque deriva también a los pasajeros a consultar a sus propias compañías la información sobre sus vuelos. Este hecho, aún aligerando el peso de Aena, está cargando gran parte sobre las aerolíneas que, con la cantidad de movimientos acumulados no encuentran otra forma de solventar la situación que no sea infundir paciencia a los viajeros que volarán de forma progresiva a lo largo de esta tarde hacia todos los destinos que han quedado pospuestos por el fallo informático.