Sancho ha estado durante diez días en Venezuela como ‘veedor’, una especie de observador, en las elecciones. Hasta 800 ‘veedores’ han sido invitados por el Gobierno, «de diferentes ideologías excepto de extrema derecha», apunta el mallorquín, que aparece en una imagen de archivo. | Pere Bota

TW
11

El mallorquín Tomeu Sancho (Palma, 1935), residente en Cuba, donde ha desarrollado una larga trayectoria como periodista y gestor desde la propia revolución castrista, ha estado durante diez días en Venezuela como veedor, una tipología diferente a la de observador internacional, de las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio en el país sudamericano, con unos cuestionados resultados que permiten, en teoría y de momento, la continuidad de Nicolás Maduro como máximo dirigente. Sancho tiene la nacionalidad venezolana.

Sancho explica que «hemos sido unos 800 veedores los que, invitados por el Gobierno venezolano, hemos asistido a las elecciones y los había de diversos países e ideologías, incluso de derechas, pero no de extrema derecha. Los resultados han reflejado la voz del pueblo y han demostrado el fracaso del intento de golpe de estado de la extrema derecha venezolana, con una tradición de saqueo del país y traslado de fondos al extranjero».

El mallorquín señala que «hay manifestaciones a favor y en contra de los resultados, pero la prensa occidental sólo refleja estas últimas. Tenemos que escuchar que Venezuela es una dictadura, cuando es un país que celebra elecciones, y que el Gobierno controla los medios de comunicación, lo que es totalmente falso, pues hay muchos medios, sobre todo audiovisuales, contrarios a Maduro. Aun así, el mundo empieza a abrir los ojos y a darse cuenta de lo que está pasando. Y en Venezuela hay acceso a internet y a canales de televisión extranjeros que han apoyado decididamente la campaña contra Maduro. Tras la extrema derecha venezolana están los Estados Unidos y el gran capital, pero les ha salido el tiro por la culata».

Noticias relacionadas

Tomeu Sancho destaca que «la opositora María Corina Machado ha pedido una intervención militar. Me pregunto qué pasaría si, en cualquier otra democracia, la oposición derrotada llamara a un golpe de estado. Hagan lo que hagan, hay chavismo en Venezuela y revolución en Cuba para rato, por mucho que llamen bolcheviques a quienes les llevan la contraria. Estamos asistiendo al principio del fin del imperialismo norteamericano. Ellos lo saben y, por ello, actúan de manera desesperada y cometen barbaridades. Lo único que tienen que hacer es dejar tranquilas a Cuba y Venezuela. En Cuba se han cometido errores y equivocaciones, y es evidente que hay problemas, pero éstos se deben en su mayor parte al bloqueo que practican los norteamericanos. A Israel, con todas las brutalidades que está haciendo con Palestina, no la bloquean. Al contrario, la ayudan».

Sancho afirma que «he venido de Venezuela más animado que nunca. Sólo queda que la situación se tranquilice y pacifique, pero eso depende de Estados Unidos y de que deje de dar lecciones a todo el mundo, cuando es evidente que no está legitimado para hacerlo, y de atizar contra todo aquello que va en contra de sus intereses».

Al periodista le llama la atención que «partidos políticos europeos llamados progresistas estén apoyando a la derecha fascista venezolana. Respeto todas las ideologías, excepto el fascismo, que está creciendo en Europa. Parece que estamos olvidando lo que hizo la extrema derecha europea en su historia reciente. La verdad es que, gane quien gane las elecciones en Europa o Estados Unidos, los ricos son cada vez más ricos y se apoderan de todo. Sin embargo, muchos gobiernos del mundo se están rebelando y son los que reconocen la victoria legítima de Maduro».

El apunte

Relación con el país

El padre de Tomeu Sancho fue encarcelado por el franquismo y en 1949 decidió emigrar a Venezuela con la familia. Siendo un joven veinteañero, ya participó en la captación de fondos para la revolución cubana. Antes de la victoria castrista, Sancho ya estaba en Cuba para ayudar y colaborar con la revolución. Allí permaneció, participando y trabajando en ámbitos como el periodismo, la reforma agraria o la organización de milicias. Sancho tenía la nacionalidad venezolana, le fue revocada y Hugo Chávez se la restituyó.