Una patera en una playa de Mallorca.

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El número de menores migrantes extranjeros que alcanzan las costas de Mallorca en patera se ha más que duplicado en solo dos años, puesto que en 2022 llegaron 83, mientras que hasta el 9 de agosto de este año ya han alcanzado la Isla 170, una cifra que seguramente superará los 180 de 2023. Así lo creen desde Institut Mallorquí d’Afers Socials (IMAS).

Se trata de una tendencia que no deja de crecer desde 2016, cuando llegaron 11 menores. En los cinco años anteriores nunca habían sido más de cuatro en todo el año. Sin embargo, y desde entonces, no para de aumentar la cantidad de adolescentes que deciden arriesgar la vida para cruzar los más de 240 kilómetros que separan Baleares de Argelia, de donde procen la inmensa mayoría y desde donde suelen salir las embarcaciones que usan. Esto    evidencia, según el IMAS, que ya se ha consolidado una ruta migratoria que temen pueda ir a más.

Lejos de ser una crisis migratoria de la envergadura de Canarias, donde en julio llegaron en patera casi 6.000 menores, los datos de Balears preocupan a los servicios sociales, que ya están sobresaturados porque jamás se concibieron para atender una situación como esta. El IMAS, dependiente del Consell de Mallorca, acoge a estos menores llegados de forma irregular, además de tutelar, adoptar o proteger otros menores desamparados. Actualmente, este servicio de acogida da cobertura a casi 1.100 menores. Del total, unos 480 están en acogida familias y 603 en el servicio de atención residencial, que dispone de 359 plazas y el resto están habilitadas de forma extraordinaria. Se trata de espacios de urgencia que se han tenido que ir preparando para poder ir asumiendo la llegada de jóvenes en patera. De los 603, hasta 303 son menores migrantes no acompañados, lo que representa más del 50 % del total, según datos del IMAS.

Sobrecoste económico

Esto repercute en el servicio de acogida residencial destinado para los menores nacidos en Mallorca, porque los extranjeros también requieren atenciones similares. Sin un aumento del presupuesto y de personal para absorber la demanda, desde el Consell temen que la situación les desborde si el Gobierno central no les ayuda económicamente. El presiente del IMAS, Guillermo Sánchez, cifró recientemente en 20 millones el coste añadido que le va a suponer la llegada continuada de menores a las Islas.

A nivel balear, con una situación que se replica en el resto de las Islas, la consellera de Afers Socials, Catalina Cirer, advirtió que podría elevarse a 40 millones. «No podemos dar la espalda a una situación que se desborda, la situación es grave y puede ir a peor», afirmó, criticando que no han recibido respuesta    del Gobierno cuando les han planteado este problema. A la espera de la anhelada respuesta, Cirer ya anunció que colaborarán con los consells buscando espacios para residencias de primera acogida y de acogida posterior y que se comprometen a buscar recursos económicos que no se hayan gastado para subvenciones extraordinarias con el fin de paliar, aunque no será al 100%, el esfuerzo económico de los consells.

El dato

El precio por plaza para acoger adolescentes migrantes alcanza los 239 euros diarios

El precio por plaza del servicio para atender a menores migrantes no acompañados actualmente es de 239,43 euros diarios por cabeza, según datos facilitados por el IMAS. Esto supone unos 7.100 euros mensuales, más de 86.000 anuales por menor. De hecho, actualmente el servicio de acogida de este organismo destina más de 20 millones de euros anuales para garantizar la tutela de los niños y adolescentes que llegan en patera hasta Mallorca.

Tras el periplo de llegar a las Islas en patera, la Policía Nacional se encarga de identificar qué migrantes son menores de edad para derivarlos al IMAS. El organismo social los envía a un centro para empezar su proceso de integración en la Isla. En España, cualquier menor que llega de forma irregular tiene derecho de residencia y la Administración se tiene hacer cargo hasta que sea adulto. Durante esa transición los servicios sociales tratan de que se integre al máximo, aprendiendo el idioma y formándose con el objetivo de que pueda conseguir un trabajo.