Turistas por Palma arrastrando sus maletas este verano. | Jaume Morey

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A pesar de que el ritmo de llegadas turísticas continúa siendo superior al de 2023 -cada mes ha superado las visitas del año pasado-, la evolución de estos meses de temporada alta no está siendo todo lo boyante que se esperaba en algunos segmentos del sector. La oferta complementaria ya indicó recientemente que la facturación no se estaba ajustando a sus expectativas y ahora es el alquiler turístico el que confirma que el volumen de ocupación está por debajo de lo esperado.

Concretamente, la ocupación en el pasado mes de julio entre las casas vacacionales se situó en torno a un 10 % menos de lo previsto, según asevera la gerente de la patronal del alquiler turístico Habtur, Maria Gibert, quien considera que probablemente se mantenga ese porcentaje a la baja para el conjunto de la temporada alta. «La temporada no es mala, pero tampoco será lo que habíamos previsto en un principio», apunta. En este contexto, los porcentajes de ocupación se moverán finalmente en torno a lo registrado el año pasado, cuando todos los indicadores conducían a un significativo incremento. Así, en julio y agosto de 2023 ese porcentaje rondó el 75 %, según datos del Institut d'Estadística de les Illes Balears (IBESTAT) en sintonía con las estimaciones de la propia patronal.

Gibert matiza que aunque la bajada media ronda ese 10 %, lo cierto es que la evolución de la temporada «va por barrios» y el balance es diferente según la tipología de vivienda. La más beneficiada es la vivienda unifamiliar en fora vila con piscina, un segmento de la oferta que disparó el interés del cliente en la pandemia y que se ha asentado definitivamente entre la demanda en los últimos años.

Por otro lado, solo con mantenerse en las cifras del año pasado, el sector facturaría en principio un 10 % más, ya que ese es también el porcentaje que han subido las tarifas por el incremento del precio de los suministros. Las reservas para el final de temporada, asegura Gibert, permanecen paradas a día de hoy y se tendrá que esperar a la evolución de las reservas de última hora a lo largo de las próximas semanas. La causa de este frenazo inesperado es multifactorial. «Influyen muchas cosas: la crisis económica en los países emisores, el incremento de los precios del billete de avión, el hecho de que ha sido un verano de Juegos Olímpicos y de Eurocopa...». Las manifestaciones contra la saturación, añade, no han supuesto pérdida de clientes salvo algún caso aislado, aunque sí existe preocupación de cara a 2025.

Con todo, los datos contrastan con los del sector hotelero, cuya ocupación en julio y agosto se moverá entre el 90 % y el 95 %, ligeramente por encima de 2023, con las reservas de última hora como un puntal que está permitiendo incrementar de diez a quince puntos la ocupación final.