Flota de aviones de Ryanair en el aeropuerto.

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Los precios de las conexiones nacionales con Baleares han subido más de un 24 % en lo que va de año. De hecho, son los billetes de los vuelos nacionales los que están impulsando el encarecimiento del transporte aéreo esta temporada: han sufrido un alza de alrededor de un 12 % con respecto a 2023 solo en los meses de junio y julio. Se trata de un incremento que fue en paralelo a un abaratamiento de entre el 5 % y el 8 % para los vuelos internacionales en los mismos meses, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Atendiendo a las estadísticas de todo el año, el encarecimiento registrado en los siete primeros meses pasa del 24 % en los vuelos nacionales, mientras que en los internacionales se queda en un 8 %.
Fuentes del sector explican esta disparidad entre unos y otros trayectos alegando que ha habido una evolución en paralelo de los precios, aunque no sincronizada: los vuelos internacionales ya experimentaron una evolución al alza de más del 20 % en el año 2022, cuando los nacionales se quedaban en un 2 %, por lo que en los dos últimos años han sido estos últimos trayectos los que han ido poniendo sus precios a la altura del contexto inflacionista actual.

Pedro Fiol, presidente de la Asociación de Agencias de Viajes de Balears (AVIBA) matiza en todo caso que a pesar de que las estadísticas muestran cierto moderación de los precios de los vuelos internacionales, lo cierto es que el largo radio está distorsionando los porcentajes: los vuelos de corto radio, especialmente los de las aerolíneas low cost, están experimentando también un repunte significativo. Se suele considerar vuelos de corto radio los que duran menos de tres horas; los que van de las tres a las siete horas son de radio medio y los superiores a siete horas de largo radio.
«Lo que hemos notado más las agencias este año ha sido el incremento de los nacionales, pero también los internacionales de corto radio», asegura para añadir que «el largo radio sí que se ha abaratado -que aunque siga siendo caro se ha estabilizado un poco- y eso es lo que provoca unas cifras más bajas en la medida de los billetes internacionales».

¿Está influyendo eso en la demanda? Por lo menos en Baleares y en España no lo está haciendo, a tenor de unas cifras de llegadas que van de camino de marcar nuevos récords tanto en el Archipiélago como en el conjunto del territorio estatal. Las propias cifras de la IATA caminan en el mismo sentido. «La gente no viaja menos, pero sí está modificando los hábitos de viaje», señala Fiol para abundar en la tendencia observada este año. La estancia media en las Islas continúa recortándose como ya lo hizo en 2023 (ya está en torno a los cinco días) y esta temporada se está produciendo una retracción del consumo en la oferta complementaria que no se dio el año pasado. El ahorro embolsado durante la pandemia ha ido evaporándose y el encarecimiento del transporte aéreo y del alojamiento ha ido limitando la capacidad de gasto en restauración, comercio, actividades de ocio o coches de alquiler.

Por otra parte, el turismo nacional puede verse resentido la próxima temporada, observa Fiol, ya que «cada vez encuentra más caro Baleares en comparación con otros destinos», tanto respecto al desplazamiento como a la estancia. Por lo pronto, esta temporada no se ha notado: los visitantes procedentes de otras comunidades autónomas pasaron de los 1,5 millones hasta junio, un 6,5 % más que en el mismo periodo de 2023. Mientras, los extranjeros acumulan 6,1 millones de llegadas, lo que constituye un aumento del 8,1 %.

A niveles globales, los precios de los vuelos se han incrementado en torno a un 40 % desde la pandemia, según los datos del INE y de la consultora internacional Mabrian. Sin ir más lejos, una aerolínea de bajo coste y puntera en número de operaciones en Baleares y en todo Europa como es Ryanair, ha incrementado sus precios un 36 % desde 2019, pasando de una tarifa media de 37 euros a los 58 euros.

El estancamiento radical de los vuelos durante la crisis sanitaria que supuso la COVID reestructuró las estrategias de compra de combustible a largo plazo de las aerolíneas, un panorama que se distorsionó aún más con la guerra en Ucrania. «La industria de la aviación ha sufrido un fuerte incremento de costes durante los últimos años que ha trasladado a los precios, así como el inevitable efecto de la inflación», señala el CMO de Mabrian, Carlos Cendra, quien indica que la compra de combustible supone entre un 15 % y un 35 % de los costes de explotación de las compañías.

Asimismo, han influido otros factores como el aumento de costes de personal. «Tras la crisis de mano de obra de 2022 hubo numerosas huelgas y protestas que indudablemente han hecho incrementar los costes». En todo caso, las aerolíneas han encontrado en el boom turístico de la postpandemia un contexto inmejorable para repercutir en sus precios esos incrementos de costes sin perder demanda. Al menos por ahora.