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Llama poderosamente la atención que la mayoría de personas que transportan pasaje en estos momentos en las Islas Baleares, compartan un sentimiento generalizado de inseguridad y una misma respuesta contundente a las protecciones de las que gozan, o deberían gozar, dentro de los vehículos que conducen: «mampara total, sí», responden todos al unísono. Se refieren a ese panel o tabique de vidrio o plástico transparente que sirve para aislar algún espacio, en este caso, las cabinas de aquellos que manejan autobuses de entre diez y doce metros con capacidad para unas cien personas. Estos conductores sienten una descomunal presión que se agrava tras cada agresión.

«Es una responsabilidad inmensa. La gente no es consciente de que cuando presionas verbalmente a un conductor estás poniendo en riesgo su trabajo que es, precisamente, llevarte del punto A al punto B de forma segura y cómoda», explica el último conductor agredido brutalmente tras despertar a un pasajero que se quedó dormido al final de la línea. «Trabajas con estrés, con inquietud, nunca sabes lo que te va a pasar. Hay letreros en la parte superior que indican claramente que no se debe molestar al conductor en marcha pero nadie les hace caso», explica preocupado por la situación actual, Francisco Salido.

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Él es una de las voces del sector que reivindica mayor seguridad para estos profesionales; ya que la creciente tensión social, unida a los fallos del servicio, los retrasos o la sobreocupación de pasajeros en estos vehículos, ha provocado un caldo de cultivo en el que las agresiones se producen día tras día. «Cada año una o dos agresiones físicas, no fallan; pero las agresiones verbales son a diario», describe Juan Rodríguez, conductor, también en el TIB, y portavoz del sindicato mayoritario del sector, SATI.

El sector pide reflexión y acción

A pesar de las diferencias entre empresas y las peticiones más específicas en el caso de los conductores de TIB, la mayoría de profesionales al volante coinciden en el sentimiento de indefensión colectiva y piden, tanto a los usuarios como a las administraciones, una reflexión en positivo para mejorar las condiciones de los que llevan en sus manos, las vidas diarias de centenares de personas.