Clínicas como la Rotger, en Palma, han adquirido tratamientos innovadores como el robot Da Vinci Xi. | R.L.

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Un total de 393.387 residentes en Baleares tienen ya un seguro sanitario privado, según cifras actualizadas en 2023. Justo ese año, 13.550 personas se sumaron a esta modalidad de servicio reafirmando así el podio de esta comunidad como la tercera con más personas aseguradas, tras Madrid y Barcelona.

El valor absoluto se traduce en un 32,51 % de la población, con un incremento porcentual de casi dos puntos respecto al año anterior y un récord de usuarios en las Islas. Es más, para hacerse mejor a la idea, se puede señalar que apenas el 25,83 % de españoles tiene un seguro privado.

Los portavoces de la Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras (Unespa) aseguran que las necesidades de salud de la sociedad son muy extensas por lo que, los recursos disponibles, se vuelven limitados. Por esta razón, defienden que la sanidad pública y la privada no son rivales, sino que se complementan.

Lo cierto es que el incremento de asegurados es sostenido en el tiempo (se habla de las tres últimas décadas) aunque en este último año la línea ha sido más ascendente. Surge, además, cuatro años después de decretarse la pandemia por COVID justo en 2023 en que se dio por finalizada.

Desde Unespa defienden que los seguros médicos tienen éxito porque son productos que se comercializan a precios competitivos y accesibles, la oferta disponible es amplia y plantea características diferenciales. Y si bien es cierto que se han sumado a tratamientos innovadores, con opciones terapéuticas complementarias, la clave estaría en el rápido acceso a sus especialistas.

Y es que no hay que dejar de lado el incremento generalizado de las listas de espera que dejó la pandemia en todo el país. de hecho, no sólo la población se ha lanzado a este servicio, también las administraciones públicas. Baleares es una de las comunidades que más ha conveniado servicios con las clínicas privadas para dar salida a las demoras de la sanidad pública. La consecuencia es notable, mucha gente se queja ya de que la espera se incrementa también en los servicios privados.

Por otra parte, el seguro médico es un producto que la gente utiliza de manera recurrente y en Baleares, más que en otras regiones. Tanto es así que hay profesionales que señalan que a muchas aseguradoras no les sale a cuenta implantarse en las Islas.

En Baleares el 57 % del mercado sanitario privado está en manos de Adelas, Sanitas y Asisa, lo que dificulta que los profesionales sanitario que trabajan por cuenta propia puedan negociar un incremento de su remuneración.

Por último, hay que tener en cuenta que en la sanidad privada hay dos grandes categorías de prestación de servicios. Por un lado está el grueso de los usuarios que además de la sanidad pública adquieren un seguro privado; y por la otra están los funcionarios de la Administración Central del Estado entre los que se estima que un 80 % usa seguros propios del sistema: MUFACE, ISISA y MUGEJU. Este hecho explicaría por qué el ranking en este servicio lo encabeza Madrid, pues centraliza al grueso de funcionarios estatales.

Por otra parte, crecen los usuarios de la sanidad privada llegados a través de las empresas que les contratan y que ofrecen esta prestación como un atractivo más para retener y atraer a sus trabajadores, aunque también para reducir el absentismo. Esta práctica también se está extendiendo tanto en la Comunidad de Madrid como en Cataluña.