Carles Mulet, Rafael Ballester y Antoni Alcover en la presentación de ayer. | EUROPA PRESS

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El monocultivo turístico continúa ganando peso y protagonismo en el crecimiento económico de Baleares. Esa es la principal conclusión de la Memoria del Consejo Económico y Social (CES) presentada hoy en el Parlament, la cual refleja una evolución positiva en determinados aspectos desde 2018, que conviven con otros en los que la situación se ha visto empeorada. El avance hacia la diversificación económica, en ese sentido, no solo se ha estancado en los últimos años, sino que se ha transformado en un retroceso que ha llevado inexorablemente a una mayor dependencia del sector servicios.

«No estamos progresando en diversificación, sino que estamos en el proceso contrario: los servicios están cobrando cada vez un mayor peso», señalo el presidente del CES, Rafael Ballester, quien añadió que la economía balear está plenamente recuperada del lapso que supuso la COVID y que incluso ha ido «más allá» en apartados como la llegada y el gasto de turistas o la creación de empleo. La Memoria, de cerca de 600 páginas, recoge una comparativa de la situación económica, social y medioambiental de 2023 en comparación a 2018. Entre otras cosas, se destaca que el «sólido» crecimiento de la economía el año pasado, de un 3,7 %, se sitúa por encima de la media española (2,5 %) y del conjunto de la Unión Europea (0,4 %), una evolución que responde a «un cambio de tendencia hacia un crecimiento más dinámico» que va más allá del «efecto rebote» atribuible a la salida de la crisis sanitaria.

En paralelo al incremento del volumen de turistas y de los afiliados a la Seguridad Social, se ha producido un aumento paulatino del precio de la vivienda que, a pesar de mostrar un ritmo al alza sostenido desde 2015, experimentó un leve descenso en 2023 en comparación con el año anterior. Un hecho que no quita que la evolución de los precios continúe marcando una tendencia general al encarecimiento que perjudica a la clase media y trabajadora, según remarcó el presidente de la Comisión que elabora la memoria, Carles Mulet. Por su parte, el profesor de Economía de la UIB, Antonio Alcover, señaló que «es alarmante» el valor medio que ha alcanzado el metro cuadrado -el doble que a media española- en comparación al nivel de renta de los hogares. Según los cálculos del CES, extraídos de la evolución de precios de la vivienda y de los salarios en Baleares extraídos del Instituto Nacional de Estadística (INE), un ciudadano medio de las Islas debería dedicar el 30 % de su salario durante casi 60 años para poder pagar una vivienda.

Uno de los puntos de la Memoria en los que se hizo especial hincapié es el relacionado con el debate actual sobre la falta de productividad de las empresas baleares. El estudio plantea la necesidad de analizar otros factores como causantes de la bajada de la renta per cápita en Baleares: el comportamiento de la población activa, la tasa de ocupación y el número de horas laborales por trabajador «podrían estar detrás de la fuerte caída de la renta per cápita desde 2005, y no únicamente la productividad». De esta manera, Alcover señaló que habría que tener en consideración variables como «el número de personas en edad de trabajar que tenemos, las horas que trabajan, ver si son más o menos productivas, el efecto de la gran dimisión...». El hecho de que la tasa de actividad continúe siendo la más alta de España, insiste, obliga a «profundizar» en otros planos del debate.

Por otro lado, Alcover se refirió a otros ámbitos de trabajo en los que existe un gran margen de mejora, como en el caso del abandono escolar, a la cola del ranking de comunidades autónomas en gran parte debido a la elevada oferta del sector de la hostelería. Otros apartados, como la tasa del riesgo de pobreza, reflejan una situación mejor que la de España; así, el porcentaje de personas en riesgo de pobreza en 2023 se situó en un 23, 4 % en el Archipiélago, por debajo del 26,5 % del ámbito estatal, aunque todavía superior a la media de la UE, del 21,4 %.