Yuri Oliver Guerrero. | Click

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Yuri Oliver Guerrero Cornejo es un ecuatoriano, de Guayaquil, que dedicó parte de su vida a jugar a fútbol -entre otros equipos de su país militó en el Barcelona-. Tras colgar las botas, fue cámara del programa de la televisión ecuatoriana Noticias. Posteriormente, buscando mejorar su situación, de su país pasó a Venezuela, donde jugó a fútbol sala, y más tarde se instaló en Estados Unidos, ganándose la vida trabajando en la construcción, para, un buen día, venirse a Mallorca.

-¿Y por qué vino si allí tenía trabajo?
-Me vine porque aquí tenía familia. Pese a que allí me encontraba a gusto, y yo había cumplido ya 38 años, no me lo pensé, ya que me ofrecieron trabajo en la construcción. Así que me vine con mi madre. Todo iba bien hasta que murió ella, lo cual me afectó tanto que me dio un infarto por lo que tuve que dejar de trabajar hasta que me recuperé.

-¿Y volvió al trabajo?
-Pues no. Gracias a mis ahorros pude vivir, y como tenía todo el tiempo para mí, parte de él lo dediqué a la observación, la cual me llevó a la conclusión de que en la isla había muchos inmigrantes de diversas nacionalidades. Inmigrantes que se desconocían entre ellos, que los domingos no sabían que hacer, que les gustaba el fútbol, ... ¿Pues sabe qué hice? Creé con ellos una liga, o mejor, dos, a las que se conocen como Torneo Fierros viejos. En una jugaban los que habían cumplido los 40 años, y en la otra los de 50 en adelante. Y en ellas juegan colombianos, italianos, senegaleses, paraguayos, marroquíes, uruguayos, españoles, … Y juegan por dos motivos: por jugar, por pasárselo bien, y porque jugando socializan, lo que favorece una mejor integración. Eso entre los jugadores, que igual sucede con el público que asiste a ver los partidos: que anima a los suyos, pero también respetan al rival, tanto, que jamás en la grada se ha visto un mal gesto de una afición hacia otra. Y eso lo venimos haciendo desde hace varios años y… pues que funciona. Si, porque entre partido, unos y otros hablan, se conocen, incluso se hacen amigos

-¿Y dónde juegan?
-Al no tener un campo propio, o uno que nos ofrezca el Ajuntament, jugamos en el Miquel Nadal. Y lo hacemos a la hora que nos dejan, que a veces es a partir de las dos de la tarde, que cuándo estamos en buen tiempo, sobre todo en verano, ¡con el calor que hace!, no es la hora más apropiada, pero…¡Qué le vamos a hacer?

-¿Y les dejan el campo gratis?
-¡Que va! Pagamos por utilizarlo. Como también pagamos a los árbitros, los trofeos, los equipamientos, … Todo corre por nuestra cuenta.

-¿Esta labor social que, a través del fútbol, están haciendo, la conocen los políticos?
-Pues claro que sí, tanto que a veces vienen un rato a ver los partidos y a hablar conmigo, que los escucho… Y vienen para captar el voto… Que no por otra cosa.

-¿Y alguna vez les han hablado de que necesitan alguna que otra ayuda para hacer frente a los gastos?
-Nunca, pero ellos saben que tenemos gastos. Sobre todo nos gustaría que nos cedieran un campo, o un terreno que adaptaríamos para poder jugar, y así no gastaríamos el dinero que gastamos ahora. ¡Ah!, y si lo hicieran, si nos lo dejaran, que no se preocupen, que lo cuidaríamos como si fuera nuestro. Además, podríamos jugar desde la mañana, evitando las horas calurosas del medio día, que afectan a los jugadores de más edad.

-¿Han pensado en adquirir un terreno y convertirlo en campo?
-Bueno…Sí, lo hemos pensado, y más cuando alguien nos dijo que a lo mejor la política nos podría ayudar a pagarlo, aunque eso requiere un proceso bastante largo, por lo cual desistimos. Así que seguimos como siempre, pagando para jugar a la hora que nos digan…

-Tenemos entendido que la doble Liga de inmigrantes tiene una revista …
-Pues sí. Se llama Tercer Tiempo, con una tirada de medio millar de ejemplares… La tirada es mensual y gratuita. Y el contenido gira en torno a las dos Ligas, a los jugadores de ambas y la inmigración a través de historias que cuentan los mismos inmigrantes.

-¿Qué es lo más duro de la inmigración?
-Sin duda, aparte de lo que supone dejar tu país para ir a trabajar a otro, los trámites para conseguir los permisos de residencia y trabajo, imprescindibles para que seamos unos ciudadanos más, con sus derechos y obligaciones, lo cual, además, influye positivamente en la integración. Sí… Estoy de acuerdo que hay inmigrantes que crean problemas, pero son minorías, y si algunos los crean, es por la tardanza en que le llegan los papeles, pues tienen que vivir, cobrar un sueldo digno, y no en negro, como ocurre en muchos casos.

Yuri no pasa el Tercer Tiempo de este mes, cuya portada está prácticamente ocupada por la fotografía del equipo Rolling Stones, y una editorial, firmada por él, que nos llama poderosamente la atención, pues gira en torno a la envidia.

-¿Le ha motivado algo en concreto para escribir esta editorial?
-Bueno, cada mes hago una reflexión sobre algo de lo que nos rodea. En esta la he hecho sobre la envidia, que quieras o no, está en la isla, ya sea en la vida cotidiana, ya sea en el fútbol, ya sea en lo privado, ya sea en lo profesional…

-¿Puede definir la envidia?
-Envidia, por ejemplo, es cuando el éxito de los demás nos hace sentir mal. Es una emoción tóxica que surge cuando una persona percibe una desigualdad entre lo que tiene y lo que tiene otra, lo cual origina en aquella una sensación de malestar y a la vez un deseo incontrolable de poseer lo que esta tiene. O si no, destruirlo. Y eso se ve a menudo. Y se ve en el día a día, en el trabajo, en el tiempo libre, ¡en el fútbol! Y las causas son muchas, entre ellas no entender que mientras tú, porque eres un vago, o porque por tu baja estima e inseguridad te quedas estancado, el otro, a base de trabajo, prospera. O porque a lo mejor, en fútbol, por ejemplo, el otro tiene mejores condiciones y cualidades que tú, que al llevarlas a la práctica te supera, y como no lo consientes, surge la envidia hacía él que pones de manifiesto a través de un profundo resentimiento, manifestándolo con propagación de bulos malintencionados y mentiras hacia esa persona. Y todo esto, sucede hoy, y aquí. Por eso este mes reflexiono ante la envidia.

-¿Solución a la envidia?
-La debe de haber, pero no es fácil conseguir que un envidioso deje de serlo.