El meteorólogo Mario Picazo, maestro de ceremonias de la cumbre de destinos sostenibles | Pilar Pellicer

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La sostenibilidad ambiental ha sido la protagonista del inicio de la III Cumbre de Destinos Sostenibles, organizada por el Consell de Mallorca y Turismo de Naciones Unidas. Aunque la sostenibilidad social, el tema que copa titulares y ha traspasado más allá de nuestras fronteras, irrumpió en el salón de actos del hotel Zoëtry, donde se celebró este jueves la primera jornada. Las protestas que registradas este verano en Mallorca, pero también en otros destinos turísticos en España, han ido dejado huella y este jueves se percibía cierta autocrítica y preocupación en el sector.

El presidente del Consell de Mallorca, Llorenç Galmés, abrió la jornada y en su discurso señaló que «no podemos hablar del turismo como hasta ahora. Mallorca ya no tiene un problema de volumen, ahora le toca crecer en valor e implicar a la ciudadanía en la toma de decisiones». La rebaja de las plazas turísticas, la reducción de la presencia de la Isla en las ferias turísticas o la lucha contra el alojamiento ilegal fueron los argumentos esgrimidos por Galmés.

En esta nueva senda que está tomando el sector, se ha pasado de hablar de la expansión del negocio turístico «al desarrollo centrado en las personas. Sin ellas no hay turismo. Tiene que ser socialmente inclusivo», aseguró Zoritsa Urosevic, directora ejecutiva de Turismo de Naciones Unidas.

El cambio de modelo turístico pasa por ser verde pero sobre todo, escuchar a los residentes. «En las manifestaciones la gente no estaba en contra del turismo. En los 60 nuestros padres tomaron unas decisiones pero la Isla es de los mallorquines y son los que tienen que decidir cuánto y qué tipo de turismo quieren», aseguró Thomas Ellerbeck, miembro del comité ejecutivo de Grupo TUI, que también mencionó los efectos en la vivienda de los apartamentos turísticos ilegales. «Ahora los turistas están por todas partes, en las tiendas y barrios, y eso genera un rechazo en la gente local que entiendo», dijo Ellerbeck.

Llorenç Galmés, presidente del Consell de Mallorca

Protesta de la plataforma Menys Turisme, Més Vida

«De la hospitalidad se ha pasado a la hostilidad», aseguró el doctor Jafar Jafari, profesor de Alojamientos y Turismo en la Universidad de Wisconsin-Stout (EE UU) y fundador de Annals of Tourism Research, primera revista en el mundo de la investigación sobre el turismo. Advirtió que «hay que crear puentes, tenemos que unir a todas las partes de la sociedad, también el turismo y la academia. Tenemos que evaluar la satisfacción del turista pero también la del residente».

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María Frontera, presidenta de la Federación hotelera de Mallorca, también se mostró a favor de palpar el sentir de la población local: «La percepción cambia y ha habido un cambio brutal con el boom». «Lo importante es que el turismo es muy positivo y a todos los países les gusta», defendía Vicente Fenollar, presidente ejecutivo del consejo de Avoris y director financiero del Grupo Barceló, mientras Manuel Molina, director de Hosteltur, apuntaba que «algo no estaremos haciendo tan bien si no parece tan satisfactorio».

Ginés Martínez, vicepresidente de Asuntos Internacionales de Alpitour World, defendió el papel de los touroperadores, que repatriaron a miles de turistas a sus países de origen durante la pandemia. «Me encantaría escuchar qué hizo Airbnb durante la pandemia, no toman ninguna responsabilidad. La oferta ilegal, desvirtúa la realidad». Frontera hizo referencia a esa sostenibilidad social que flotaba en el ambiente: «El principal problema es la vivienda, toda esa transferencia de camas hacia Airbnb».

Los productores locales defendieron y apostaron por «dar más valor añadido al producto», dijo Joaquín Pourque, fundador de Jabón de Mallorca, que compartió mesa con Araceli Iranzo, fundadora de The Artisan School, que impulsa la tradición de la llatra, y José Cortés, chef de Finca Treurer, que apuesta por el producto de kilómetro cero y la elaboración de aceite.

Con la resaca del paso atroz del huracán Milton por Miami, el cambio climático dicta no ya el futuro sino el presente del turismo, también de Mallorca. Mario Picazo, hombre del tiempo y profesor de Meteorología y Cambio Climático en la Universidad UCLA, ejerció de maestro de ceremonias durante la jornada. Y mostró los efectos de la crisis climática en el Mediterráneo: «Las temperaturas han batido récords en los últimos quince meses y las corrientes oceánicas han cambiado. Ahora hay aire caliente que llega a Escandinavia y Rusia». Picazo advirtió que «en el Mediterráneo bajará el turismo de julio a septiembre por el calor pero los turistas vendrán en otras épocas del año». Por su parte, el arquitecto austriaco Klaus Klaas Loenhart demostró que Mallorca podría sortear la desertización.

A modo de recordatorio del malestar ciudadano, al inicio de la jornada, representantes de la plataforma Menys Turisme, Més Vida protestaron a las puertas de la cumbre denunciando el «greenwashing (lavado verde)» bajo el grito de «vuestro lujo es nuestra pobreza».