Las ocho participantes en el documental. | R.L.

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'Sacar pecho. Un viaje contra el miedo' nació en la cabeza del cirujano del hospital de Inca, Valerio Corazza, para informar de forma realista y propositiva de lo que es un cáncer de mama. La idea se propagó entre la Unidad de pecho del centro comarcal y la del hospital Son Espases y tomó forma de documental cuando se puso en manos de la agencia Vivirdelcuento. Ocho mujeres con cáncer de mama recorren la Serra de Tramuntana se enfrentan en un viaje a sus emociones. Tres de ellas hacen un avance:

Maria Pau Ramis fue dignosticada hace unos 10 años en un cribado, «una bendita revisión a la que hay que hacer caso». Tenía 55. «La primera impresión es de shock hasta que con el tiempo ves que te tienes que mentalizar». Pensó que tendría un mal año y que todo volvería a ser como antes pero «no es así», confiesa. Con el tiempo ya «lo había archivado» hasta que un día vieron una recaída con metástasis y dejó de ser algo pasajero, con eso hay que estar toda la vida. «Tenía que sacar las emociones, pasar de nuevo por el shock, replantearme la vida... Y, bueno, aquí estoy, que es lo importante». Sabe que el algunos momentos debería haberse dejado cuidar más y critica la visión «edulcorada» que la gente tiene del cáncer de mama. «Esto puede que pase, o puede que no, pero deja huella. es un tormenta interior, te cambia la perspectiva de la vida».

Leire Núñez tenía 43 años cuando en 2021 la diagnosticaron. Odia que la llamen campeona, «a mí me ha tocado pasar por esto y no me queda otra». Todavía le daba el pecho a la pequeña de sus tres hijas por lo que al notar un bulto no se le encendieron las alarmas hasta pasado un tiempo, al ver que no se iba. «En seguida que me atendió el doctor vio que no era normal». ¿Qué se le pasa por la cabeza cuando se lo dicen? «Yo desaparecí, me metí en una nube mental, fue una sensación surrealista porque no creía que fuera conmigo», dice. Leire reconoce que tenía «una crisis de pánico constante», hasta que vio que estaba limpia de metástasis. A partir de ahí, de forma lenta, empezó a tomar conciencia y seguridad para «coger al toro por los cuernos». Le hicieron una mastectomía bilateral y le reconstruyeron los pechos. «Mi cáncer está curado pero me ha dejado secuelas físicas, desde 2021 convivo con el dolor».

Joana Cladera es vegetariana, deportista, no tiene sobrepeso, ni fuma, ni bebe alcohol... «Lo hacía todo bien». Pero tras una secreción en el pezón, también la diagnosticaron. «Te toca y ya está». Se puso en manos de su oncóloga y «obedecí a todo». Una vez extirpado el tumor, seguía con sus revisiones mientas aunque estuvo 10 años con un tratamiento hormonal y a los 12 le detectaron una metástasis en columna y cadera para la que no hay una cirugía posible. Participar en el documental le ha hecho abrirse con gente con su misma patología, «que te entiende, que no te juzga. Lleva fatal lo del «pobrecita», aunque asegura que a ella, pocos le hablan directamente de este tema.