Cada vez es más habitual que los propios clientes reposten sus vehículos. El gasolinero es un trabajo en peligro de extinción. | Pere Bota

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La figura del gasolinero se encuentra en peligro de extinción. Hasta hace poco, ir a una estación de servicio llevaba asociada la imagen de un trabajador repostando los vehículos. Sin embargo, el presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio de Baleares, Joan Mayans, advierte que el boom de las gasolineras sin personal está matando a las tradicionales en Baleares. En este sentido, asegura que no pueden competir con las que no tienen empleados o sólo cuentan con uno durante algunas horas del día y destaca que los beneficios de las que dan un servicio a sus clientes han caído entre un 20 % y un 30 %, de media, en función de la zona.

Mayans recuerda que la primera gasolinera desatendida abrió en Menorca, pero posteriormente se han ido expandiendo por todas las islas (salvo Formentera); especialmente en Mallorca. Actualmente en las Islas, hay 210 estaciones de servicio, según los últimos datos facilitados por el Ministerio de Industria. De ellas, 180 son tradicionales y 30 desatendidas. «Representan ya el 16,6 % del mercado en Baleares y su expansión es imparable. A modo de ejemplo, cerca de mi gasolinera van a abrir dos desatendidas próximamente», lamenta.

Ahorro de entre 5 y 10 euros por depósito

El presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio de Baleares reconoce que las gasolineras desatendidas son más económicas; el ahorro oscila entre 5 y 10 euros por depósito. No obstante, precisa que las grandes compañías cuentan con programas de fidelización que recortan la diferencia de precio a entre 1 y 5 euros. En este punto, argumenta que «las gasolineras atendidas no podemos bajar más los precios porque para poder abrir una estación pequeña necesitamos como mínimo a cuatro trabajadores: uno para el turno de mañana, otro turno para el de tarde, otro para cubrir días libres y otro para cubrir vacaciones. De media, el coste por cada empleado para la empresa es de 25.000 euros anuales. ¿Cuántos litros de carburante tenemos que vender para pagarlo?».

Gasolineras
Las estaciones de servicio tradicionales aseguran que no pueden bajar tanto los precios como las desatendidas porque ellos tienen que hacer frente al pago de las nóminas de los trabajadores.

En este sentido, el representante de las estaciones de servicio de las Islas detalla que el margen de beneficio que tienen los gasolineros es «muy pequeño. Por ejemplo, si vendemos el litro de gasolina a 1,61 euros, nosotros nos llevamos entre 10 y 12 céntimos. Ganamos más vendiendo una botella de agua que repostando combustible», resalta. Por ello, muchas estaciones se están reconvirtiendo y está apostando por ofrecer otros servicios en sus instalaciones, tales como cafetería, tienda, lavandería, etc.

Despidos

En su opinión, la diversificación del negocio es uno de los dos caminos que tienen las estaciones de servicio. El otro, «muy a nuestro pesar, porque creemos y defendemos el servicio atendido, es hacer despidos. Sin embargo, si la ventas siguen menguando habrá que prescindir de personal para reconvertirnos, también, en desatendidas. Haremos todo lo posible antes de cerrar, pero si las cuentas siguen sin cuadrarnos, no nos quedará más remedio que bajar la persiana para siempre».

Mayans insiste en que las gasolineras atendidas cumplen funciones muy importantes. La más destacada es la seguridad. «Nosotros vendemos carburante, que es altamente inflamable y explosivo, por lo que es recomendable que haya siempre una persona cualificada que pueda actuar en caso de que se produzca una incidencia», expone. Además, avisa que el riesgo de caída de los usuarios se incrementa si se vierte combustible en el suelo al repostar, especialmente si llueve». También subraya que es un servicio de mayor calidad y necesario para las personas con discapacidad.

Mayans concluye que la incertidumbre que vive este sector en las Islas es máxima. A su modo de ver, la proliferación de gasolineras desatendidas es imparable y subraya que las tradicionales, por lo general, son «pequeñas y medianas empresas que tienen que hacer muchos esfuerzos para que le cuadren las cuentas».